El momento de abandonar la lactancia, es sin duda muy importante para una madre. Todavía lo es más cuando se ha alargado este momento todo lo posible para que tanto el bebé como la mamá disfrutaran de los beneficios de la lactancia materna. Pero cuando llega ese momento en el que la madre considera que su pequeño ya está preparado para dejar de ser lactante, las cosas pueden complicarse.
Parece fácil pensar que el vínculo tan estrecho que la lactancia crea entre madre e hijo se rompe cuando la lactancia llega a su fin, y eso no es así, pero sí es lo que la madre llega a pensar en algunas ocasiones y por ese motivo es un tema delicado. Los consejos, las vivencias e incluso la ciencia, pueden ayudar a la madre en ese momento decisivo para la relación entre ella y su bebé, pero a veces puede ser todo lo contrario y no se logra más que confundirla y preocuparle más de lo que ya lo hace el hecho de terminar con ese vínculo. Pero no es el hecho de deshacer el vínculo lo que más le suele preocupar sino, cómo hacerlo.
Siempre se ha dicho que cada bebé es diferente, y por supuesto cada madre lo es y también cada situación. Entonces por qué aceptar consejos? Pues porque cuando no se tiene ningún referente las cosas parecen más complicadas. Lo que ocurre es que el aferrarse a lo que los demás puedan aconsejar tampoco es la mejor opción, en estos casos el instinto materno será lo mejor. Lo que seguro hará falta a la mamá, será paciencia y comprensión. Ponerse en la piel de su bebé, el cual ha estado durante meses arropado y alimentado por su mamá de manera casi mágica para él, ahora, de repente se topa con un fuerte golpe que le puede producir angustia e incomprensión. La madre tendrá dificultad para encajar esta nueva situación de manera natural, probablemente se desesperará, llorará y hasta se frustrará llegando a pensar que es una mala madre.
Ninguna de estas posibles situaciones es extraña, sino totalmente natural. Con la misma naturalidad que se empezó la lactancia, poco a poco, con constancia y dedicación, así deben la mamá y el bebé abandonar la lactancia. Las estadísticas demuestran que una brusca interrupción de la lactancia, puede ser demasiado traumática para el bebé así como para la madre. De modo que si se van espaciando poco a poco las tomas, reduciéndolas y después eliminando las tomas de la noche. El problema terminará por no ser un problema y cuando menos lo espere todo se habrá puesto en su lugar.
Es normal sentir miedo, tristeza, sentimiento de culpa, incertidumbre, e incluso desesperación en estos casos, pero nada es eterno, y por supuesto si la lactancia no lo es, el proceso de abandonarla tampoco. Se habla de días, semanas, en pocos caso se habla de meses para lograr el objetivo, demasiados factores serán los que determinen cuánto tiempo puede pasar, por eso no se puede concretar.