Cassie (madre trabajadora que no para, casada con un encantador veterinario un tanto descuidado, madre de dos hijos), Hannah (mujer dedicada a su profesión, casada con un “artista” en constante crisis, sin hijos por petición de su esposo "ama de casa") y Jazz (madre y perfecta señora de su casa por excelencia, casada con un médico con reconocimiento social en las más altas esferas gubernamentales por su constante preocupación por los más desfavorecidos en el tercer mundo pero incapaz de resistirse a una falda) son tres amigas “desesperadas” que luchan por superar su particular crisis de los cuarenta con la mayor dignidad posible… dadas las circunstancias. Cuando un buen día Jazz se ve detenida y acusada del asesinato de su marido se desencadena una serie delirantes enredos y sorpresas que pondrán a prueba la relación entre las tres.Si algo define las historias de Kathy Lette es su sentido del humor y esa constante lucha entre hombres y mujeres. Este libro podría ser el Manual de cualquier pareja con veinte años de matrimonio a sus espaldas y la crisis de los cuarenta asomando su morro hostil para meter cizaña. El título ya dice mucho de la historia.
Con algunos comentarios, diálogos y pensamientos de Cassie, quien lleva la voz cantante en esta comedia de enredo, me he reído, incluso me he sentido identificada; ¿quién no se ha agobiado en algún momento y no habría deseado un poco más de ayuda porque no somos de hierro? Porque maridos e hijos piensan que tenemos una varita mágica que lo soluciona todo.
Desde luego hay mucho sarcasmo y todo llevado con gran sentido del humor, cosa que me encanta, pero el personaje de Cassie me resultaba demasiado blando, dócil, sumiso y su resurgir quizás llega un poco tarde pareciendo muy precipitado, así como su rendición ante un marido poco leal (por decirlo de manera suave).
El matrimonio de Hannah pasa totalmente desapercibido cuando se supone que ella forma parte de este trio y su matrimonio deja mucho que desear. Creo que fue un fallo porque de repente aparecen sus problemas, muy de sopetón, y no se llega a conocer bien el personaje.
En cuanto a la moraleja de la historia de Jazz, da que pensar aunque su marido fuera como fuera.
No sé cómo calificarla porque algunos capítulos me resultaron muy divertidos pero la historia en general me ha parecido desordenada, poco desarrollada con muchas lagunas y sobre todo con una única perspectiva. Tal vez sea el problema. La narrativa en primera persona limita mucho a la hora de concentrar todo en una única mirada.
Es un libro de bolsillo, así que se lee rápido, por lo tanto no supone un gran esfuerzo pero, aparte de unas cuantas sonrisas, no hay que esperar mucho.