Cómo aceptar hablar de este amigo, Maurice Blanchot

Publicado el 12 noviembre 2017 por Kim Nguyen

¿Cómo aceptar hablar de este amigo? Ni para alabanza ni en interés de alguna verdad. Los rasgos de su carácter, las formas de su existencia, los episodios de su vida, incluso de acuerdo con la búsqueda de la que se sintió responsable hasta la irresponsabilidad, no pertenecen a nadie. No hay testigos. Los más cercanos no dicen más que lo que les fue cercano, no lo lejano que se afirmó en esa proximidad, y lo lejano cesa en el momento en que cesa la presencia. En vano pretendemos mantener, con nuestras palabras, con nuestros escritos, lo que se ausenta; en vano le ofrecemos el señuelo de nuestros recuerdos y una cierta figura nueva, la dicha de permanecer en la luz, la vida prolongada con una apariencia verídica. No pretendemos más que llenar un vacío, no soportamos el dolor: la afirmación de ese vacío. ¿Quién consentiría en aceptar su insignificancia, tan desmesurada que no tenemos memoria capaz de contenerla y necesitaríamos deslizarnos en el olvido para llevarla, el tiempo de ese deslizamiento, hasta el enigma que representa? Todo lo que decimos no tiende sino a ocultar la única afirmación: que todo debe desaparecer y que no podemos permanecer fieles más que velando por este movimiento que desaparece, al que algo en nosotros, algo que rechaza todo recuerdo, pertenece desde ahora.

Maurice Blanchot
La amistad

***

Pienso en esa carta escrita a Tolstoi por Turgueniev agonizante: “Le escribo para decirle qué dichoso fui de ser su contemporáneo”. Me parece que, por la muerte que ha derribado a Camus y he de añadir ahora, tristemente: a Elio Vittorini, a George Bataille–, esta muerte que nos ha envuelto, en una parte profunda de nosotros mismos, ya moribundos, hemos sentido qué dichosos éramos de ser sus contemporáneos y de qué manera alevosa esa dicha se hallaba a la vez revelada y oscurecida, más aún: como si el poder de ser contemporáneos de nosotros mismos, en ese tiempo al que con ellos pertenecíamos, se viera de repente gravemente alterado.

Maurice Blanchot
El rodeo hacia la sencillez
La amistad

Foto: Simone Hansel
Maurice Blanchot junto a su gran amigo Emmanuel Lévinas