¿Cómo afecta la contaminación a la salud de mi hijo?

Por Everde @BlogEverde
En la Fundació nos hemos ido haciendo eco de los problemas que genera la polución de nuestras ciudades en la salud infantil. Los estudios que así lo advierten son numerosos, por eso hemos querido recopilar toda esta información en este artículo, incluido en nuestro monográfico ‘El aire que respiramos‘.

Calle de Barcelona, con el tráfico de un día habitual. Foto: Carla Montoto. La contaminación del aire es una de las principales amenazas medioambientales para la salud de los niños, convirtiéndose en uno de los temas de salud pública más importantes de los últimos tiempos. Los efectos que tiene en ella son cada vez más conocidos sin que eso haya comportado, de momento, cambios significativos en la conducta de la población. Y es que en el aire contaminado hay suspendidas un sinfín de sustancias químicas que respiramos continuamente en nuestro día a día y quesupone un riesgo especial para los niños. Esto es debido por una parte a la inmadurez de su sistema inmune y respiratorio pero también al hecho de que tienden a pasar más tiempo en la calle por las tardes y en verano cuando la contaminación es mayor; por otro lado, no hay que olvidar que inspiran un 50% más aire, y por tanto de contaminantes, por kilo de peso que un adulto. Además, los niños pueden no percibir los síntomas iniciales que sirven de alarma, por lo que no pueden tomar las medidas necesarias para reducir la exposición al aire contaminado.
La contaminación del aire se produce por la combustión ineficiente de los combustibles procedentes, principalmente, de los motores de los medios de transporte (gasolina y diesel), además de otras fuentes que utilizamos para la generación de energía, la calefacción o la cocina. Los principales contaminantes del aire son el material particulado y el ozono (O3). Este último es el principal componente del humo de nuestras ciudades y es más abundante en verano y por la tarde, a diferencia de lo que ocurre con el material particulado, que está más presente en el aire de nuestros hogares y que no se neutraliza químicamente. Otros contaminantes atmosféricos son el dióxido de azufre (SO2), los óxidos de nitrógeno (NO2, NOx), el monóxido de carbono (CO) y un elevado número de compuestos orgánicos volátiles y cuyas emisiones han aumentado en los últimos dos años en España. ¿Qué impacto tiene la contaminación del aire en la salud de los niños? El interés por el impacto que tiene en la salud infantil la exposición a la contaminación del aireha aumentado en los últimos treinta años. Los primeros estudios se llevaron a cabo en la década de los 90 y ya pusieron de manifiesto que el riesgo de muerte durante el primer año de vida, concretamente por causas respiratorias, era mayor si los niños vivían en áreas con altas concentraciones de contaminantes en el aire. Investigaciones sucesivas han ido demostrando que esta exposición conlleva serias consecuencias para la salud y que no afecta por igual a todas las poblaciones, siendo la población infantil especialmente vulnerable. De hecho, muchos estudios han demostrado la relación que existe entre la contaminación del aire y los problemas de salud respiratoria en los niños, especialmente en niños con asma. En ellos se ha observado cómo la función pulmonar de los niños empeora durante las épocas de mayor contaminación del aire con ozono y partículas de sulfato. Otros estudios han mostrado cómo la exposición a ciertas partículas presentes en el aire urbano agrava la salud de niños con neumonía ya que produce un deterioro de los mecanismos defensivos de los pequeños. Por otro lado, las investigaciones que han examinado el efecto de introducir cambios positivos en la calidad del aire mediante la reducción del tráfico en las ciudades han demostrado una disminución del número de crisis de asma de forma inmediata.
Barcelona, bajo una capa de contaminación. Foto: Carla Montoto. A estos estudios que han señalado de forma clara y consistente que la contaminación del aire actúa como un tóxico para nuestro sistema respiratorio se les suman otros que van dando más pistas sobre cuál es realmente el gran espectro de sus efectos nocivos, mucho mayor de lo que en un principio se pensaba. Quizá uno de los menos esperados es el demostrado por investigaciones que han asociado la exposición prenatal a esta contaminación con abortos tempranos, partos prematuros, malformaciones cardiacas congénitas y el nacimiento de bebés con bajo peso. Y esto no es todo: también se ha demostrado que la exposición al aire contaminado se relaciona con eldesarrollo de ciertas enfermedades crónicas, especialmente del sistema respiratorio. Por ejemplo, un estudio realizado en Alemania antes y después de la reunificación puso de manifiesto que la reducción de la contaminación del aire había causado también un descenso del número de niños con bronquitis crónica. Incluso se ha asociado esta exposición, especialmente la producida por el tráfico de camiones, con la aparición de asma, especialmente en aires contaminados por óxido nitroso. En niños con asma, además, se ha observado que la exposición a ambientes contaminados aumenta el número de crisis, de visitas al médico y la necesidad del uso de medicación, además de producir un deterioro de la función pulmonar. Asimismo, los niños que practican deporte en la calle en zonas contaminadas con altas concentraciones de ozono tienen tres veces más de probabilidad de desarrollar asma. La contaminación del aire causada por el tráfico también se ha asociado al desarrollo deatopia (predisposición alérgica) y ruidos respiratorios, sobre todo cuando la exposición se realiza a ambientes contaminados con partículas liberadas tras la combustión de motores diésel y que, debido a su pequeño tamaño, pueden penetrar profundamente en los pulmones, donde se ha demostrado que pueden permanecer durante mucho tiempo. Las partículas procedentes de este tipo de carburante han sido incluso designadas como agente tóxico causante de cáncer por algunas organizaciones en EEUU. Un estudio estadounidense sobre la exposición a múltiples tóxicos del aire encontró que estas partículas son responsables de aproximadamente el 70% del riesgo de cáncer que supone toda la contaminación del aire en el área metropolitana de Los Ángeles. Además, pueden actuar como alérgenos, dando lugar a reacciones alérgicas.    ¿Cómo podemos disminuir el impacto de la contaminación por tráfico? La contaminación del aire va más allá de nuestro control individual y requiere la acción conjunta de autoridades en el ámbito nacional, regional e incluso internacional. El análisis de la situación actual de la calidad del aire en España ha mostrado que, sobre todo en ambientes urbanos, existe la necesidad de reducir la concentración de partículas y dióxido de nitrógeno, ambos procedentes del tráfico de vehículos. Con el objetivo de mejorar la calidad del aire de nuestros entornos, el Ministerio de Medio Ambiente ha puesto en marcha una serie de iniciativas, entre ellas el llamado Plan AIRE. Algunas de las medidas de este plan van dirigidas a informar a la ciudadanía para que tome conciencia sobre determinadas actitudes que pueden hacer que la contaminación disminuya. Además, incluye otras dirigidas al sector del transporte en vehículos, como el fomento del uso de la bicicleta, la regulación general de las velocidades máximas, la clasificación de vehículos según su potencial contaminador, la incorporación de incentivos a renovación del parque automovilístico o la mejora de redes y flotas de autobuses. Por otra parte, la Dirección General de Tráfico también ha puesto en marcha la iniciativa ’Conducción eficiente’, con la que propone un nuevo modo de conducir nuestros vehículos para lograr un bajo consumo de carburante y una reducción de la contaminación ambiental. Esta iniciativa incorpora medidas como no abusar del aire acondicionado en el coche, no conducir con las ventanillas bajadas, realizar un mantenimiento adecuado del vehículo o circular el mayor tiempo posible en las marchas más largas.
Un padre con su hija, en bicicleta por la ciudad. Foto: Sadettin Canbay (vía Flickr) Y es que es importante señalar que todos los riesgos que entraña la exposición al aire contaminado son modificables. Por ello, además de estas medidas comunitarias, a nivel individual también podemos ayudar a mejorar la calidad del aire y su impacto en la salud en los entornos en los que vivimos. Aquí te proponemos algunos consejos: - Consulta los niveles de contaminación y actúa en consecuencia. El índice de calidad del aire fue creado por la Agencia de Protección Medioambiental y determina las concentraciones en el aire principalmente de ozono, material particulado, monóxido de carbono, dióxido de azufre y dióxido de nitrógeno. Mediante un sistema de colores, este índice muestra el riesgo que supone para nuestra salud. Cuando está verde o amarillo el riesgo es aceptable, mientras que colores como el naranja, morado o marrón indican peligro, especialmente para personas con asma. Este índice, muy variable incluso en distintos momentos a lo largo del día, se puede consultar en el siguiente enlace: http://aqicn.org/map/spain/es/#@g/36.0559/-6.8312/5zCuando la calidad del aire sea baja, utiliza el aire acondicionado y evita actividades con niños al aire libre; realízalas preferentemente por la mañana temprano y evita transitar por zonas con mucho tráfico.
- Evita el uso de vehículos en la medida en que sea posible, compartiendo tu coche, usando el transporte público, paseando en bici o simplemente andando. En estas dos últimas opciones tu salud lo agradecerá doblemente.
- Amamanta de forma natural a tu bebé. Estudios recientes apuntan a que el efecto nocivo de ciertas partículas contaminantes y el dióxido de nitrógeno (NO2) desaparece en bebés amamantados con leche materna en los primeros cuatro meses de vida. De esta forma, la lactancia materna podría actuar como un protector ante esos dos contaminantes atmosféricos. ¡Otro beneficio más! Bibliografía: 1.    PICAPA – PLAN_AIRE_2013-2016_tcm7-271018.pdf [Internet]. [cited 2015 Sep 11]. Available from: http://www.lamoncloa.gob.es/espana/eh15/medioambiente/Documents/PLAN_AIRE_2013-2016_tcm7-271018.pdf
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Por Dra. Esther Martin, médico especialista en Medicina Familiar
Publicado en fundrogertorne.org