Muchas personas piensan que las varices son un mero problema estético, pero también pueden afectar negativamente al rendimiento deportivo.
Las varices no son más que venas inflamadas debido a que la sangre no retorna bien hacia nuestro corazón y esa sangre se acumulada hace que las venas se inflamen y se deformen.
En los casos más leves podremos combatir las varices con la práctica deportiva y la utilización de medias de compresión.
Cuando estamos realizando un esfuerzo físico nuestros músculos necesitan oxígeno para funcionar correctamente. Ese oxígeno es transportado a través de nuestros vasos sanguíneos.
Por lo tanto, si las varices son un problema de circulación sanguínea no es difícil pensar que van a ser perjudiciales para el rendimiento deportivo.
Nuestra sangre no va a circular del todo bien con esta dolencia, por lo que la cantidad de oxígeno que llega a nuestros músculos puede ser inferior al de otra persona que no tenga varices.
No obstante esta disminución del rendimiento va a ser más acusada sobre todo en los casos más graves.
Para combatir esta dolencia tendremos que poner los medios suficientes para que la circulación sanguínea de nuestro retorno venoso mejore lo máximo posible.
La práctica deportiva es beneficiosa para combatirlas, ya que la propia contracción de los músculos de nuestras piernas van a favorecer el retorno venoso hacia nuestro corazón. Así pues, deportes como caminar o montar en bicicleta son totalmente recomendables para prevenirlas.
No obstante hay diferentes grados de gravedad. Vamos a encontrar los casos más leves, en los que veremos simplemente que las venas están muy oscuras. En este tipo de casos es recomendable la práctica deportiva y la utilización de medias de compresión para favorecer la circulación sanguínea.
En los casos más graves, en los que las venas están muy deformadas y muy gruesas no quedará más remedio que someterse a una intervención quirúrgica.
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