A veces tengo la sensación de que estamos constantemente
recibiendo información pero, ¿realmente la asimilamos? Engullimos y engullimos
pero no la digerimos y por eso no es de extrañar que alguna que otra vez nos
indigestemos.Ya no se trata solo de que nos enfrentamos cada día a
cantidades ingentes de noticias, rumores y acontecimientos, sino que recibimos
todo ese volumen informativo a través de miles de canales diferentes. Mires
donde mires te están mandando algún mensaje: medios de comunicación, internet,
publicidad en la calle, etc. hasta el buzón de casa está a rebosar de folletos.
¿Qué nos está pasando? ¿Esto es lo que significa la sociedad de la información?Yo estoy constantemente guardando posts, noticias o vídeos
interesantes para echadles un vistazo cuando llegue a casa y al final se me
acaban acumulando y nunca los veo. Un artículo interesante enlaza con otro y
ese con un vídeo y el vídeo con el blog de su autor y entonces nos mandan un WhatsApp…
y así una larga cadena de interrelaciones que nos llevan a estar horas y horas
conectados leyendo. Horas en las que no hay reflexión, sólo sed de
conocimiento, de estar al día.¿Cómo podemos afrontarlo?En primer lugar, tenemos que ser realistas y seleccionar. No
podemos saber de todo, por lo que hay que tener claro cuáles son nuestras áreas
de interés y centrarnos en ellas.Aún así, sigue
habiendo demasiada información, por tanto, no hay que perder nunca de vista nuestro objetivo, de esta forma evitaremos empacharnos
en el gran buffet que es Internet.Herramientas de almacenamiento como Delicious nos pueden
ayudar a tener ordenados todos esos enlaces interesantes que encontramos
diariamente. Además, su sistema de etiquetas nos permite recuperarlos fácilmente
si alguna vez los necesitamos.Lo más importante de todo es que no nos agobiemos y que esta
situación no nos supere. Parece una tontería pero esta necesidad que existe en
la actualidad de compartirlo todo, de llevar adelante más de 5 redes sociales,
blogs y de generar contenido en cada uno de estos soportes, puede llegar a
provocarnos el mismo estrés y ansiedad que podemos sentir con el exceso de trabajo,
cuando se supone que es algo ocioso y que nos ayuda a evadirnos.Tomároslo con calma y sed felices, que es lo que importa.