Tarde o temprano las rabietas se manifiestan sí , y comienzan a aflorar las explosiones de sentimientos y el descontrol emocional. Es completamente normal y absolutamente saludable. Las rabietas son necesarias para seguir completando el desarrollo de nuestros hijos, y aunque es cierto que pueden producirnos cierto estrés y cansancio, son imprescindibles para su maduración neuropsicológica y para su futura vida en sociedad.
Precisamente es por esta inmadurez del sistema nervioso central por lo que la manifestación de emociones como la rabia, la ira y la frustración se da de una manera tan desorbitada y sin control alguno. Bueno en realidad todas las emociones las viven y experimentan con esta intensidad. Los niños demuestran alegría, entusiasmo, sorpresa, admiración, miedo, enfado, tristeza y otras tantas emociones de una forma extremadamente intensa. Todo lo viven al límite, y esto sucede fundamentalmente porque el cerebro mamífero o emocional está en pleno desarrollo, al igual que el cerebro humano o racional. Por lo tanto, lo que rige la conducta de los más pequeños son los instintos más primitivos que aún conservamos en nuestro adn tras miles y miles de años de evolución. El cerebro reptiliano es la estructura del cerebro que regula estas respuestas instintivas. Es la estructura más básica, y de ahí la impulsividad de los niños.
Así que por favor, padres y madres, abuelos y abuelas, tíos y tías, vecinos y vecinas y en general personas adultas ; sabed que las rabietas NO son comportamientos deliberados y urdidos con la intención de fastidiar y molestar. Los niños NO lo hacen para desafiar y poner a prueba nuestra paciencia, NO son nuestros rivales. Ellos son niños pequeños de dos, tres y cuatro años que están aprendiendo a reconocer y a lidiar con unas emociones incómodas que les generan malestar. Estan empezando a comprender como funciona el mundo , a interactuar con su entorno y a experimentar un sinfin de sensaciones. Estan desarrollando las estructuras cerebrales encargadas de la regulación emocional y del razonamiento. Nosotros somos los adultos y nos deberíamos comportar como tales. De esta forma no sólo les estamos enseñando un magnífico ejemplo de comportamiento sino que lograremos gestionar mucho mejor y con más facilidad estos pequeños percances. Sí, se que en ocasiones mantener la calma es complicado pero nosotros los adultos deberíamos tenerlo más sencillo que ellos porque nuestro sistema nervioso está o debería estar más preparado para afrontar estas contingencias emocionales. Afrontar una rabieta infantil desde una actitud tranquila, de escucha y comprensión es ganar prácticamente la " batalla". El truco está en empatizar más con los peques, intentar comprender lo que sienten y porqué. No hay que menospreciar estos sentimientos porque de esta manera lo único que lograremos será aumentar la espiral de rabia y confusión.
Una vez validados y acompañados los sentimientos que le ha generado una situación concreta o una decisión determinada, y cuando se haya calmado lo suficiente como para poder hablar, es el momento de intentar buscar una solución y dar un razonamiento sencillo. Una vez han logrado contener esa revolución emocional, los niños tienen una capacidad de escucha y atención increible, y pueden mostrar una sorprendente disposición a entender y ser mucho más flexibles de lo que en un principio podríamos esperar. Tan sólo necesitan a adultos equilibrados que les acompañen y les ayuden a resolver estas intensas situaciones.
Como adultos debemos estar a la altura de las circunstancias, reconocer las situaciones más favorables para la aparición de las rabietas e intentar anticiparse a ellas, saber cuando necesitan descansar, evitar responder continuamente con un no y utilizar más la disciplina positiva. De ésta, hablaremos largo y tendido en un nuevo post, que bien lo merece.
El ingrediente estrella para afrontar con éxito las rabietas y que siempre deberíamos tener a disposición es la paciencia. Con paciencia y respeto lograremos disfrutar mucho más de esta etapa de la crianza y educación de los peques, que sin duda es intensa y agotadora pero sumamente fascinante y extraordinaria.