La pérdida del embarazo es una situación muy complicada para muchas mujeres, una situación dolorosa que deben superar para poder seguir adelante, tanto si se ha hecho algo mal como si no se ha hecho nada para que sucediera esto. El mayor problema es que es algo repentino, algo impredecible, y de un momento se pierde el hijo y las esperanzas depositadas en la nueva criatura.
Un 15% de embarazos terminan en aborto antes de finalizar el primer trimestre, un 70% de los abortos se deben a anomalías cromosómicas del embrión, y otros casos se deben también a malos hábitos u otras razones. Sea la razón que sea, no hay ningún consuelo para los padres, incluso para seres queridos como los abuelos. Los abortos espontáneos se suelen llevar a cabo antes de la semana 20 del embarazo.
Las principales razones para un aborto espontáneo suelen ser: problemas con útero o cuello uterino, problemas genéticos de feto y síndrome ovario poliquístico, entre otras. Se suele notar por manchado o sangrado vaginal, además de calambres o dolor abdominal y fluidos por la vagina. Sea lo que sea, es algo doloroso que se tiene que afrontar con tiempo.
El duelo puede ser una buena opción para seguir adelante y poder hacer frente a la pérdida. Llorar y hablar con otras personas también es recomendable, sacarse las penas fuera. Después de haber pasado por este trámite, muchas mujeres tienen miedo a tener hijos, pero tienen que saber que se puede seguir adelante y dar amor a una nueva criatura.
Las fases del duelo son como en cualquier otra situación: negación, dolor y aceptación. De una a otra fase puede pasar un tiempo u otro, ya que depende de cada persona. Si es necesario, se puede acceder a tratamiento psicológico, pero principalmente se requiere el apoyo de los seres queridos y la pareja, con decirle que está para lo que necesite es suficiente.
Es muy importante tener en cuenta lo que necesitan y ayudarle en lo que sea, aliviar a la mujer de las cargas de la vida diaria. También se deben recoger las cosas del bebé, preparar las cosas de la casa.
No existe un tiempo ideal para volver a intentar tener un nuevo embarazo, así que debe ser cuando los padres estén preparados tras el duelo.