Cómo afronté nuevas rutinas de actividad física: mi experiencia personal.

Publicado el 26 septiembre 2016 por Braisly @BraisLY

“Le Pavé de Chailly en el bosque de Fontainebleau” (Claude Monet)

¡Hola a todas/os!

Como os adelanté en mi anterior artículo, este mes me gustaría contaros un poco mi experiencia y mis trucos con respecto a la actividad física en general.

Al igual que el mes pasado, recuerdo y remarco la idea para cualquier persona que me lea: no soy experta ni en nutrición ni en actividad física, esto es sólo mi experiencia personal plasmada en unas líneas que espero, puedan ayudar a otras personas a alcanzar sus objetivos.

Con este artículo cierro la temática referente a cambios hacia una vida saludable, aunque siempre será un tema que estará abierto para responder a cualquiera de vuestras dudas, o para que yo misma os vaya incluyendo novedades o nuevos trucos.

Mi historial previo

Como ya sabéis, y si no pues os repito, hace aproximadamente diez meses yo padecía una obesidad de tipo II, y mi vida era generalmente sedentaria.

Nunca he sido una persona a la que le apasione el deporte en general, y además tampoco se me da demasiado bien practicarlo; aunque de niña he jugado al fútbol y al baloncesto, pero nunca obteniendo resultados aceptables.

Iniciación a la actividad física

Con las características previas que ya sabéis, os estaréis preguntando cómo he conseguido iniciarme entonces, y eso es precisamente lo que quiero haceros llegar.

Una persona que no tiene hábitos físicos, ¿puede adquirirlos de la noche a la mañana? Como poder, claro que puede, pero en mi opinión, creo que al igual que con el cambio de alimentación, hay que hacerlo de una manera progresiva.

Creo que no hay que obsesionarse con fijar metas a corto plazo, o pretender que nos encante a los dos días. Hay que saborear el proceso y disfrutarlo, enorgulleciéndonos de cada pequeño pasito que vamos dando.

Yo comencé yendo al gimnasio, cinco días a la semana, durante una hora. El primer mes, obtuve unos resultados muy buenos con respecto a la báscula, aunque no debo obviar, que el cambio de alimentación jugó también un papel primordial. Yo iba cumpliendo metas, que en un principio no me había fijado tan a corto plazo, es decir, todo iba bien, todo excepto la rutina. Y sí, la rutina, y esa sensación de cansancio por hacer siempre lo mismo.

Momento de flaqueza y solución

En muchas ocasiones, cuando vemos que la rutina nos aprisiona, lo que hacemos es abandonar la tarea, y volver por tanto al principio, dando pasos de cangrejo, es decir, hacia atrás.

¿Por qué esta vez en mi caso fue diferente? Porque busqué alternativas, así de simple. La rutina del gimnasio me aprisionaba, pero era consciente de cuan beneficiosa era para mí, así que no era el momento de tirar la toalla si quería perpetuar mis cambios.

Lo que hice fue sustituir el gimnasio por la natación, ya que es algo que me gusta muchísimo más, y que me aportó de nuevo ese “cosquilleo” de ilusión por continuar mi camino.

Conseguí en cierto modo batallar contra la rutina, pero ¿debo considerarme una cobarde por huir del gimnasio? Pues con todo el orgullo del mundo, os confieso que para nada; creo que hubiese sido una cobarde, si en vez de seguir luchando en la piscina, lo hubiese hecho en casa tirada en el sofá.

Y que conste que no con esto pretendo halagarme, ni mucho menos colgarme una medalla, con esto quiero haceros ver, a las personas que quizás estéis en la situación en la que yo estaba, que no se trata necesariamente de obligarte a hacer algo que no te termina de gustar.

Si ves que el gimnasio no es para ti, al menos en este momento, pues a otra cosa mariposa, pero que sepas que hay alternativas, aunque alguien venga y te diga algo así como: Para quitarte esos kilos de encima lo que tienes que hacer es irte al gimnasio a sudar la camiseta.

Aunque también os digo, que a día de hoy sigo sin ir al gimnasio, pero que cualquier día, le doy una segunda oportunidad, vaya que sea “el amor de mi vida” y lo esté dejando escapar por orgullosa.

Bromas aparte, no tengo nada en contra del gimnasio, y sé que en un tiempo lo voy a necesitar para alcanzar otras metas físicas. Además creo que un gimnasio puede aportar muchísimo a nivel psíquico, porque lo considero un importante centro de socialización.

Qué estoy haciendo a día de hoy

Actualmente, tampoco estoy yendo a natación, pero el motivo es muy simple, y nada tiene que ver con mi disposición. Estoy viviendo actualmente en un país bastante frío y con pocas horas de sol en invierno, por eso, comencé mi andadura en gimnasio y piscina.

En primavera, cuando el tiempo mejoró notablemente, me eché a la calle por completo, y meses después continúo “trabajándome” en exteriores, aprovechando unos bosques y senderos que bien podrían protagonizar un precioso cuadro de Monet.

Dedico todos los días entre una y dos horas a caminar, o lo que a día de hoy nos gusta llamar por “Cardio time” en redes sociales.

También intento dedicar unos minutos en casa, a algún que otro ejercicio de definición, y sé que por ahí debe continuar mi aprendizaje y desarrollo en los siguientes meses.

¿Me gusta o lo hago con pesar?

Sinceramente, si tras casi diez meses no me gustara, de seguro no seguiría cada día practicándolo, ni intentado alcanzar mis metas gracias a los beneficios de la actividad física. ¡Ojo! No hablo sólo de los beneficios a nivel físico, yo diría que son más a nivel psíquico, pero eso es algo de lo que hablaremos otro día…

¡Hasta el mes que viene!

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