Como profesional en la educación uno se ve inundado ante todas las preguntas que surgen cuando establecemos una relación con nuestros estudiantes. ¿Cuál es el método adecuado? ¿Cómo puedo facilitar la integración? ¿Cuál es la experiencia más real para mis estudiantes? ¿Como se lo puede llevar a los hogares? Estas son solo algunas de las dudas del sinfín que pueden aparecer, en este contexto de continuo cambio, donde la educación ha evolucionado desde un parámetro mucho más conservador y paradigmas, donde el control del individuo era ley, donde los errores estigmatizaban a las personas y la rectitud era la norma, comienzan a surgir nuevas directrices, que contemplaran al estudiante no solo como un ser racional sino como alguien que siente, trasmite, se preocupa y tiene necesidades particulares, en este contexto, el método Montessori da un grito de liberación para todos aquellos que se sintieron atrapados en viejas estructuras académicas. Pero ¿Qué lo hace tan innovador? ¿Qué características lo han constituido como una alternativa tan viable para nuestros días?
Se puede definir al mismo como un método educativo ideado por la educadora y médico italiana María Montessori a finales del siglo XIX y principios del XX, que se basó en una amplia investigación sobre niños con trastornos mentales y con necesidades especiales. Se caracteriza por desarrollar en el niño la independencia, la libertad con límites, respetar la psicología natural y el desarrollo físico y social del niño. Su libro El método Montessori fue publicado en 1912, sin embargo, continua vigente en muchas escuelas en la actualidad.
Teniendo como premisas principales los siguientes puntos:
- Necesidad de adaptarse al entorno, el niño ya no debe moldearse a lo que lo rodea sino a la inversa ¿Cómo alguien podría desarrollar su potencial si el ambiente en el que esta lo hace sentir atrapado y limitado? Un ambiente correcto fomenta el desarrollo de actitudes innatas de los seres humanos como son la exploración, la libertad y la autodisciplina. Junto a esto, se adaptan también los elementos áulicos y de la casa del niño, también el mobiliario para el grupo en particular y su cuarto
- Existencia de distintos niveles de aprendizaje, entendiendo que cada individuo es único a su manera, se respetan los tiempos de los mismos y no se fuerza el desarrollo de un conocimiento
- El aula de clases tendría una división en áreas temáticas, rompiendo las viejas estructuras en la cual se organizaba a los estudiantes en filas, mirando siempre al frente y trabajando de manera individual. La visión se ve renovada con un espacio donde los niños pueden decidir donde sentarse y si desean trabajar solos o en conjunto. Nuestros hogares deben ser reformulados, que los niños se sientan libres para expresarse en sus cuartos y sientan libertad
- Se crea un ambiente individualizado para cada estudiante
- Promueve la concentración
- Aísla las dificultades, introduciendo un solo concepto a la vez y dejando el resto intacto para facilitar el aprendizaje
- No existe el premio y tampoco el castigo, la idea de premiar o castigar a un niño por sus errores o aciertos es sustituido por la de un proceso natural
- El error es una de las herramientas fundamentales para el aprendizaje, el tan aclamado castigo ante un error, el cual era visto de manera trágica por la gran mayoría de los estudiantes es sustituido por la idea de que todos cometemos errores, pero son estos los que nos permiten crecer y mejorar. Como padres debemos ser sujetos de confianza, que el niño entienda que el hecho de haberse equivocado no causará un efecto negativo, sino que por el contrario podrá encontrar comprensión y contención
A partir de lo mencionado, lo que esta metodología buscaría en los niños es, el desarrollo de la autonomía, confianza y disciplina. Vemos en este método un potencial enorme, al haber vislumbrado un sujeto mucho más complejo y con más potencial del que pensábamos, ante esto se abre un abanico de un sinfín de posibilidades y retos por delante.