¡Cómo aprendí a ser feliz!

Por Lorraine C. Ladish


Si ser rico, guapo y famoso fuera lo único necesario para ser feliz, Marilyn Monroe, Elvis Presley y Michael Jackson, para nombrar unos poquitos, ¡hubieran vivido más años y en mejores condiciones mentales y físicas!
Aparte de tener cubiertas nuestras necesidades básicas – techo, comida, agua y ropa – hay cosas que podemos hacer para elevar nuestro nivel de felicidad.
Ten en cuenta que ser mayormente infeliz o mayormente feliz (caray, que todos tenemos nuestros altibajos), es una elección. Algunas de las personas más exitosas y felices tuvieron una niñez terrible, padres que los pegaban, enfermedades horribles, adicciones y quién sabe qué más. Algunos son supervivientes de campos de concentración. Y no usan todo eso como excusa para llevar una vida amargada. ¡Se niegan! Por eso tienen éxito y es un gusto estar en su compañía.
Por otro lado, muchas personas con talento, atractivo y dinero, se sienten vacías y sin rumbo.  
La alegría y la felicidad se pueden aprender. Puedes entrenarte para ser feliz. No necesitas que otras personas se comporten de un determinado modo para que tú seas feliz. No necesitas que ocurran determinadas cosas para sentir alegría. No pretendo ser condescendiente. Lo sé de primera mano.   
Aprendí a ser mayormente feliz cuando:

  • Paré de posponer la felicidad hasta que “gane más dinero, hasta que me case, me divorcie, hasta que publiquen mi libro, adelgace, salga el sol o …” dime tú …  
  • Me dí cuenta de que nadie más podía “hacerme” feliz. Tenía que venir de dentro. Y así fue
  • Emprendí acción en lugar de esperar a que ocurrieran las cosas
  • Dejé de culpar a los demás y quejarme y tome el timón de mi propia embarcación  
  • Descubrí que podía reírme y pasarlo bien incluso en los peores momentos
  • Empecé a apreciar las cosas buenas en lugar de lamentarme por las pérdidas
  • Me sentí bien conmigo misma de manera habitual ¡como resultado de todo lo anterior!