Cómo atajar los celos y peleas de hermanos

Por Patricia Patricia Manzano Gómez @lavidaentrebibe

Todo va bien en casa con el papá, la mamá y el hijo, cada uno tiene claro cual es su rol y su papel, y por supuesto el rey de la casa es el hijo único que cuenta con toda la atención de sus padres y con todos los privilegios. Pero la cosa cambia cuando llega un nuevo miembro a la familia. De repente el mayor se encuentra con un 'intruso' que le roba la total atención de sus padres e incluso invade su espacio.

Seguramente lo va a acabar aceptando sin muchos problemas pero las peleas, celos y conflictos van a convertirse en algo común a partir de ahora en el hogar familiar. Y no hablamos solo de los celos del mayor al pequeño, también el pequeño, en cuanto empieza a ser consciente, sentirá celos de su hermano mayor, de su influencia o poder.

Los padres deben asumir que los conflictos entre hermanos van a surgir de una forma u otra, es ley de vida. También los adultos compiten entre sí y se pelean, aunque, normalmente, han aprendido a hacerlo de una forma aceptable en sociedad. Los niños todavía no tienen esas armas y sus peleas van a ser más llamativas. Se trata de aceptarlo como un hecho natural y aprovechar la oportunidad que esas peleas ofrecen para resolver conflictos y enseñar a nuestros hijos a comportarse, imponiendo los límites adecuados y preparándolos por tanto para la vida adulta.

Como norma general los hermanos deben resolver por si mismos sus diferencias

Como normal general los niños deben resolver solos sus problemas, los padres no deben intervenir a no ser que se trate de una pelea física o que detecten que siempre es el mismo hermano el que sale perjudicado. Lo que buscan los niños con sus peleas es precisamente llamar la atención de sus padres, dejándoles que solucionen sus problemas sin ayuda comprenderán que peleando no van a conseguir que les hagamos caso.

Para que esto pueda suceder es importante que les demos las pautas a la hora de resolver esos conflictos. Deben tener claro por ejemplo, que cada uno tiene sus juguetes y que no se pueden coger sin permiso. Para ello está bien establecer una serie de normas que se pueden incluso plasmar en una cartulina, como pedir permiso, compartir, no pegar...

Es bueno también que todos participen en las tareas de la casa y que estas vayan rotando en función de sus posibilidades o que papá y mamá interactúen por igual con ambos, no siempre tiene que ser papá el que lleve al cole al mayor. Así no sentirán que alguno de ellos recibe una atención especial

No hay que tratar a todos por igual: tienen distintas edades y personalidades

Tampoco se trata de tratarlos por igual, cada uno tiene sus prerrogativas por su edad, el mayor puede quedarse un rato más despierto y el pequeño puede utilizar biberón. Esto son cosas que no se deben discutir ya que ellos deben entender que aunque se les quiere por igual cada uno es único y tiene sus necesidades.

Por último hay que utilizar el refuerzo, alabar a nuestros hijos cuando juegan juntos y comparten, haciéndoles ver la suerte que tienen por contar con un hermano y disfrutando de estos momentos de paz y tranquilidad.