Revista Opinión

¿Cómo ayudar a nuestros hijos y nietos en esta España prostituida?

Publicado el 08 junio 2020 por Franky
Los mayores tenemos una enorme confusión que invade nuestro cerebro, dentro del cual son agredidos los viejos los principios, las ideas y los conceptos. Después de una vida de esfuerzo y trabajo, en la que creíamos haber triunfado o al menos sobrevivido con dignidad, ahora dudamos que nuestros criterios y convicciones puedan ayudar a nuestros herederos, hijos y nietos. Nos sentíamos orgullosos de haber construido una España más o menos democrática, pero al menos libre y próspera, pero ese proyecto de nación naufraga tras la llegada al poder una raza de políticos que merecen más la cárcel que los palacios y ministerios y que cada vez que aparecen en televisión escandalizan y dinamitan valores que creíamos asumidos. Ya no sabemos que aconsejar a nuestros hijos y nietos, ni nos atrevemos a decirles que nuestras vidas son un ejemplo a imitar. Los políticos no sólo han destrozado el presente, sino que han hipotecado y pervertido el futuro, poniendo los cimientos a un mundo que se perfila sucio, represivo, injusto y sin valores. ¿Que podemos hacer? ¿Qué podemos decirle ahora a nuestros hijos y nietos? --- ¿Cómo ayudar a nuestros hijos y nietos en esta España prostituida? Si les digo que sean honrados y decentes, quizás les perjudique y eso no les sirva para sobrevivir en una España de rufianes y sinvergüenzas. Si les digo que trabajen duro para prosperar, comprobarán que lo que permite prosperar en España es ser pelota, delincuente o político. Si les digo que sean críticos con el poder para fortalecer así la democracia, quizás les esté empujando hacia la cárcel, donde los totalitarios suelen enviar a todo el que les critica. Si les digo que estudien, quizás un día me reclamen y me digan que estudiar no sirve de nada en un país de pedigüeños y de subvencionados, donde lo que hace carrera es el sometimiento al poder y la delincuencia al servicio del partido dominante.

No me siento ni con fuerzas ni con capacidad para aconsejar a mis descendientes cómo deben defenderse de tipos como Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Tampoco sabía qué decirles para escapar de la miseria que trajo consigo Rajoy, incumplidor de promesas electorales, pasivo ante el drama y cobarde como nadie, pero Rajoy cayó, mientras que los sátrapas de ahora quizás no caigan y nos hagan caer antes a nosotros. Esa es la diferencia entre los "políticos corruptos" y los "totalitarios corruptos": los primeros pervierten la nación y los otros la pervierten eternamente.

¿Les digo que respeten a nuestro rey a pesar de que se esconde cuando España más le ha necesitado? ¿Les aconsejo que paguen impuestos a pesar de que temo que sus dineros alimenten los bolsillos de los corruptos en lugar de financiar servicios básicos y ayudar a los débiles? ¿Les pido que obedezcan a la autoridad sabiendo que las ordenes que de allí procedan pueden ser inicuas? Les digo que se rebelen y que sean críticos, sabiendo que la rebelión y la crítica les puede costar la vida, si los totalitarios se asientan en el poder? ¿Les digo que defiendan la democracia, cuando es la democracia la que nos ha llevado a esta situación maldita? ¿Que les digo de la Justicia, de los partidos políticos y del Parlamento?

Tengo que reconocer que estoy confundido y sin esperanza y me siento acorralado porque los consejos que debería darles no puedo dárselos por razones éticas y por formar parte ya de otro mundo. Temo que si les digo lo que pienso los estaré enviando al cadalso.

¿Les voy a pedir que sean mendaces y traidores, que se sometan al poderoso, que vivan más de las subvenciones y limosnas que del trabajo honrado, que se hagan políticos en lugar de ingenieros, que odien al adversario y lo machaquen, si pueden, que traicionen a los amigos si estos se convierten en un obstáculo, que vean la televisión que les engaña, que se rodeen de amigos delincuentes y desleales?

Sinceramente no puedo y tal vez sea mejor vivir mi vejez en silencio, con la sensación terrible de que han asesinado a la España que yo soñaba y quise construir, sin éxito alguno.

Francisco Rubiales



Volver a la Portada de Logo Paperblog