Los estiramientos sirven para preparar y calentar los diferentes grupos musculares, tendones y cartílagos que se van a ejercitando con los ejercicios. Su principal objetivo es reducir la tensión generada con el movimiento, proteger y mantener la flexibilidad de los músculos.
Estirar debidamente después del ejercicio es necesario para ayudar a arrastrar parte de los productos metabólicos finales (entre ellos el ácido láctico) que se acumulan en el organismo durante el entrenamiento.
Cuando se realizan ejercicios aeróbicos y anaeróbicos de alta intensidad, (ya hablaré de ellos en otro post), el ácido láctico se acumula en los músculos y en la sangre. Si la intensidad del ejercicio se mantiene durante mucho tiempo (por ejemplo realizando varias sesiones seguidas de ejercicio intenso) la cantidad de este acido se mantiene, se puede llegar a la fatiga muscular total. (Y como lógicamente comprenderéis eso no es nada beneficioso para el organismo).
Pero ello, no quita durante este tiempo, se puedan realizar alguna sesión de baja intensidad o mejor, de estiramientos, que ayudarán a eliminar el exceso de lactacto acumulado en los músculos. (En mi caso, suelo combinar ejercicios de alto impacto (running por ejemplo) con natación a ritmo muy suave (para recuperarme del esfuerzo) y para terminar, nada mejor que unos diez minutos de estiramientos o una sesión de yoga.
Realizando dos o tres sesiones de estiramientos o streching a la semana, contribuiréis a aumentar la extensión, la flexibilidad, a la vez que ayudaréis a reducir la tensión muscular y ejerciendo un efecto de relajación.
A parte de las sesiones de estiramientos, suelo recomendar alguna de estas prácticas deportivas: Pilates, Yoga o Yoguilates, ya que en ellas, además de estirar el cuerpo, se tonifica la musculatura y se entrenan la mente y las emociones, sobre todo en el caso del yoga.
Besos desde mi blog!!!!