Todo está listo, y empieza a llegar la gente.
Entre los invitados, uno inesperado…el pánico. Ese que se presenta cuando menos te lo esperas, sin avisar, y es cuando te das cuenta que a lo mejor la fiesta de cumpleaños de tu hijo se te ha ido “un poquito” de las manos.
Miro al padre del cumpleañero con la cara desencajada y le digo: “no me dejes organizar esto otro año más, por favor”.
Allí no para de entrar gente, coches, motos, y lo peor de todo.. 17 niños no pueden abultar tanto, así que se me deben estar colando de alguna de las casas de la urbanización.
Después del susto inicial, y una vez que el portón de la finca familiar se ha cerrado (casi le pongo un candado yo misma), siento que vuelvo a tenerlo todo bajo control.
Frente a la casa, colocamos dos mesas. Una de ellas con la comida, y la otra con una especie de “Candy bar” en plan campestre.
Cajitas de madera llenas de gominolas, botes de regalices, chupa-chups y un dispensador de limonada que hizo las delicias de grandes y pequeños. Desde aquí, me gustaría dar las gracias a mi madre y mi tía, que fueron las encargadas de exprimir los 15 kilos de limones, y de paso dejar a todo el barrio sin ellos. Gracias, chicas !
Con todo listo, un sol de justicia, y una humedad del 80%, mi hermana y mi cuñada deciden entonces que es el momento ideal para dar comienzo a las Olimpiadas de Verano !!
Así que se ponen manos a la obra.. primero con la Gymkhana. Unas pajitas gigantes colgadas de los árboles, un poco de agua, y los niños no necesitan nada más para divertirse.
Después vienen los juegos con obstáculos, el del pañuelo y por fin las carreras de sacos. Este último todo un clásico por el que yo personalmente llevaba esperando 5 años, y que por supuesto, no defraudó ni a grandes, ni a pequeños. Y además Guille ganó en su categoría !!
Tan en serio se tomaron la competición los padres, que su carrera se saldó con dos heridos y uno de los sacos rotos. Nada grave, gracias a Dios.
Para todos ellos hubo medallas, que por cierto, los niños ya no se quitaron el resto de la tarde. Otro de los éxitos del cumpleaños, y facilísimas de hacer.
Y ya que estamos de “prestado” en un blog de cocina, no podía dejar de enseñaros los postres. Dos riquísimas tartas de queso hechas por la abuela, y vasitos de arroz con leche de la “bisa”, que aunque no me diera tiempo a fotografiar, os aseguro que también triunfaron muchísimo.
Y con la luz más bonita de la tarde (aunque yo no la haya sabido aprovechar del todo) llegó el momento del photocall. Al principio posaron los peques, un poco más por intriga que otra cosa, aunque los hubo que se resistían a dejar sitio al siguiente. Y luego los mayores, que con la excusa de animar a los peques, no dudaban en ponerse coronas, gafas, y lo que hiciera falta. Esta es una pequeña muestra de los 17 niños y los más de 40 adultos que quisieron celebrar con Guille su 5º cumpleaños. A todos ellos, muchas gracias por hacerle cada año vivir un cumpleaños inolvidable.
Y ya sólo me queda dar las gracias a Carmen, por dejarme compartir la fiesta de Guille con todos vosotros, por su generosidad, por confiar en mí, y por darme la libertad para escribirlo a mi gusto.
Ha sido un placer.
Gemma