Se trata de dos crustáceos de apariencia similar que mucha gente confunde. La langosta tiene unas largas antenas muy características, que debemos cortar antes de meter dentro de la cazuela, mientras que el bogavante presenta dos grandes pinzas en lugar de las dos patas delanteras.
Otra de las precauciones que debemos tomar, si el animal está vivo, es la de atar las pinzas con un cordel o una goma y sujetar bien la cola.
En todo caso, el proceso de cocción será el mismo:
- Llenamos de agua un cazo lo suficientemente grande como para que quepa la langosta, siguiendo la regla de 2 litros por kilo. Para los puristas lo ideal es utilizar agua del mar pero si no la tenemos a mano bastará con añadir sal, alrededor de 70 gramos por litro.
- Cuando el agua rompa a hervir introduciremos la langosta o bogavante durante 8 ó 10 minutos. Normalmente la langosta requiere algo más de tiempo. Si el bogavante o la langosta están vivos hay que meterlos en el agua al fuego cuando todavía está fría.
- Pasado este tiempo lo retiraremos del fuego. En cualquier caso el color rojo brillante que adquiere el caparazón.del crustáceo nos indicará que está listo.
Una vez retirado del fuego hay todavía que dejar que el bogavante o langosta se enfríe para disfrutar de su sabor. El color blanco de la carne y la facilidad con la que se desprende de la cáscara son las pruebas definitivas de que la cocción ha sido perfecta.