¿Qué hacer en estos casos en que los estudios se enfrentan al amor? No desesperar. Tener paciencia. La primera regla es aceptar que los estudios de tu pareja (o tus estudios) son algo pasajero, algo de lo que depende tu futuro. Cuántos estudios se habrán venido abajo porque un estudiante no ha podido con la presión de tardes y tardes encerrado estudiando, deseando estar con su pareja. El aguante es fundamental, tanto como para no terminar con la pareja prematuramente tanto como (y esto debería ser lo más importante) no acabar con los estudios sin que hayamos dado lo mejor de nosotros.
Luego, debéis tener en cuenta que el tiempo que le dedicamos al estudio debería de ser el tiempo que una persona adulta le dedica a su trabajo, por lo que el tiempo en realidad que nosotros o nuestra pareja lo pasa estudiando es el mismo que pasaría trabajando. Esto quiere decir que nuestra relación ha de adecuarse desde ya a que nunca podrá pasar el 100% del tiempo juntos, y que siempre habrá ocupaciones de nuestra pareja o de nosotros mismos que nos quiten tiempo para el amor o para la familia.
Al final, se puede sacar tiempo de todo. Es cuestión de estudiar nuestras horas al día de manera correcta y luego tener un poco de tiempo con tu pareja. La regla de oro es estudiar a diario: si estudiamos un par de horas a diario, por ejemplo, seguro que cuando se acerques los exámenes no tendrás que dedicarle tardes o noches enteras al estudio, quitándote horas de vida social.