Cómo Conseguir que la Fruta Esté en Su Punto Justo

Por Aranchawp @MeigayCaldero

Comer fruta a diario aporta una gran cantidad de beneficios, eso es indudable, salvo que no se puedan consumir por algún motivo de peso. Aportan vitaminas y minerales, hidratan, son fuente de fibra y de antioxidantes, nos proporcionan energía, ayudan a controlar el peso, mejoran el aspecto de la piel... Además de estar deliciosas. 

Y las podemos saborear todo el año, hay una gran variedad de ellas y las podemos comer frescas, en batidos y zumos, en compotas, en postres, en repostería e incluso en platos salados. 

Aunque para disfrutarlas al máximo, tanto por su sabor como por sus propiedades, es importante consumir las frutas en su punto justo de maduración. Por eso a continuación te doy algunos trucos sencillos para conseguirlo.

Compra siempre frutas de temporada, no sólo lo agradecerá tu bolsillo, también tu paladar, porque es más fácil que estén en su punto. 

Procura adquirir la fruta en establecimientos pequeños, porque será más fresca que en el caso de cadenas, supermercados e hipermercados. Piensa que estos últimos compran contenedores enteros y con los que surten sus tiendas hasta que se acaban. Eso significa que puede que cuando compres un kilogramo de manzanas en el súper tengas suerte y sean de las primeras que han sacado del contenedor, o que sean las que llevan 15 días (o más) esperando a ser vendidas. Por no hablar de que suelen venir de otros países, lo que significa que cuando llegan a su destino han pasado varios días desde su recolección y han estado conservadas en cámaras. 

Busca una buena frutería atendida por profesionales y establece una relación de confianza con sus dependientes. Cuando te conocen y conoces a los fruteros, es más probable que te ofrezcan las mejores piezas y justo en el punto en el que te gustan, y también que te aconsejen lo que debes comprar... y lo que no.

Ten en cuenta que hay frutas que siguen madurando después de su recolección (por ejemplo, las manzanas, las peras, los melocotones, los albaricoques, las ciruelas, el kiwi, el mango, el aguacate o los plátanos), que se denominan climatéricas. Mientras que otras una vez que se han recogido ya no maduran (como las cerezas, las uvas, las frambuesas, las moras o la sandía), que se llaman no climatéricas. 

Hay algunas frutas que deben cosecharse algo verdes para que no se dañen durante el transporte (como los plátanos). Por eso es probable que veas que a algunas de ellas les falta un poco para estar en su punto cuando las ves en la frutería.

Hay frutas que proporcionan más beneficios nutricionales cuando no están del todo maduras, porque tienen más fibra, vitamina C o propiedades antiinflamatorias, por ejemplo. Otras, sin embargo, pueden ser más indigestas cuando están verdes, sufriendo malestar, diarrea, estreñimiento, gases...

Y hay otras que no son recomendables cuando están muy maduras.

También es importante tener en cuenta nuestras preferencias personales, porque hay personas a las que les gusta la fruta muy madura y otras que prefieren que estén más verdes.

Fíjate en que las piezas no estén demasiado maduras ya cuando las adquieres, porque eso significará que cuando las comas ya estarán pasadas. 

Y tampoco compres aquellas que estén muy verdes, porque en la mayor parte de los casos no llegarán a madurar lo suficiente antes de consumirla. 

Comprueba que la fruta no tiene marcas o golpes.

Fíjate en el color de las piezas. Cuando están en su puntos sus colores son más vivos y brillantes. Si están muy verdes o pálidas, es que todavía no han madurado lo suficiente.

La piel debe estar tersa y uniforme. Eso sí, no te dejes engañar por las piezas muy brillantes, porque en muchos casos las enceran para aumentar su atractivo, lo que esconde su aspecto real.

Si es posible que puedas tocar la fruta (algo que no deberías hacer, sobre todo sin guantes higiénicos), debería estar firme al tacto, pero no dura como una piedra. 

Y no te olvides de la información que te proporciona el olfato. Una fruta suficientemente madura tiene un aroma más intenso que una verde. Pero, ojo, porque si está pasada habrá comenzado a tener un cierto olor avinagrado. 

Ten mucho cuidado a la hora de transportarla de la frutería a casa, porque si las piezas se aplastan o se golpean entre sí, se estropearán antes de tiempo. 

Si has comprado frutas climatéricas algo verdes, puedes ponerlas junto con una pieza madura, como una manzana o un pera, para que el etileno que desprendan madure el resto. Para que el efecto sea mayor, mete esas frutas en una bolsa de papel o envueltas en periódico. 

Si quieres que las frutas climatéricas no maduren tan rápido, puedes guardarlas en la nevera, porque el frío ralentiza el proceso de maduración. 

Ve comprobando cada pocos días el estado de la fruta, para ir consumiendo las que estén más maduras y retirando las piezas que estén en mal estado, porque así evitarás que se estropeen las demás. 

En caso de que tengas piezas de fruta muy maduras, no las tires. Puedes utilizarlas para preparar repostería, compotas, mermeladas, confituras, batidos, macedonias, ensaladas, guisos, guarniciones, encurtidos... 

Espero que estos trucos que ayuden a disfrutar más y mejor de las frutas que tantos beneficios nos proporcionan.

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La primera vez que apareció el post Cómo Conseguir que la Fruta Esté en Su Punto Justo fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.


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