Los huevos se deben conservar en un sitio fresco, seco y sin variaciones de temperatura. En casa es el frigorífico el que mejor reúne estas características; en concreto es en la puerta donde viene la zona habilitada para los huevos porque está menos fría y evita el contacto de los mismos con otros alimentos previniendo una posible contaminación cruzada. En el supermercado no se almacenan refrigerados porque, en teoría, con los climatizadores mantienen una temperatura constante sea cual sea la época del año, no obstante en la práctica esto no siempre es así.
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