Cómo controlan la información

Publicado el 15 octubre 2012 por Colombatto

La información, aunque en teoría está disponible para todo el público, en la práctica no es así.

La gente masivamente cree que Cristóbal Colón descubrió América, pero no fue así.

Cree como verdad exacta que llegó a este continente el 12 de Octubre y tampoco es cierto.

Se ha transmitido durante medio milenio que la reina Isabel debió empeñar sus alhajas para solventar la empresa descubridora, pero tampoco es cierto.

Todo occidente considera que la filosofía de Jesús fue producto de su inspiración pero hay papiros egipcios escritos mil años antes con idénticos pensamientos.

Aún persiste el cuento de que José de San Martín cruzó la cordillera de los Andes cabalgando un esbelto caballo blanco.

Los propios comodorenses siguen hoy festejando el descubrimiento del primer petróleo argentino, pero tampoco es verdad.

Los historiadores saben bien que el atraso que sufrió cada provincia argentina por décadas y más décadas se debió a las castas políticas y económicas que tradicionalmente han prosperado en sus capitales y que idéntica situación ha sucedido entre la Capital Federal y el interior del país.

La gente cree y repite lo que le dicen y cuando una voz le alerta sobre algunos errores, en lugar de sentirse traicionados por lo anterior, optar por condenar al mensajero de los hechos reales.

Entre Europa y América no hubo un solo Colón ni un único interesado en aportar capital para la empresa.

Las religiones son uno de los tantos sistemas que ordenan a las sociedades para pensar en cierta dirección y con igualdad de fuerzas desprecian, condenan, censuran o critican a todo aquel que piense o actúe fuera de sus normas.

Es el gobierno más simple que puede repartirse masivamente y con muy alto porcentaje de éxito: la existencia binaria. Estás conmigo o en mi contra; sos parte de la solución o parte del problema; cobrás o pagás; sos creyente o ateo; estás con el jefe o en su contra.

La vida binaria es la más sencilla de sobrellevar porque garantiza casi nulo riesgo y no exige complicados análisis.

En cualquier reunió ríspida es notable observar cómo el resto de los oyentes gradualmente va tomando partido por un sector u otro, y es bastante raro encontrar al que se anime a opinar desde una tercera posición.

En esos casos es frecuente que alguien increpe al comedido exigiéndole que tome una posición “porque aquí no aceptamos medias tintas”. En momentos así, el acusador está confesando que dos posturas (binaria) son manejables según su capacidad, pero tres no.

Cualquiera puede comprobar en su vida diaria que la gran mayoría de la población acepta como verdad todo lo que se dice en los medios de difusión, y cuando también escucha o lee la interpretación opuesta sobre el mismo suceso, ahí se siente en la obligación de optar entre ambas, más como una cuestión impulsiva que reflexiva. Si sobre el mismo tema escucha una tercera posición se siente desbordada y opta por una frase muy pueril: “Al final no se sabe qué pasó”, que es una manera de descartar las tres opciones y cambiar su atención hacia otros temas.

En los días que estamos viviendo, con tanta virulencia política planetaria, subcontinental y nacional, es realmente imposible creer que sólo existen dos posturas o tendencias a analizar, se trate sobre el conflicto en Siria, la crisis económica en Europa, la expulsión de Lugo en Paraguay o la mediática batalla entre el Grupo Clarín y el gobierno nacional.

¿Nadie piensa que puede haber otros intereses en juego?

Colón llegó a América el 21 de Octubre, 400 años después del arribo del primer europeo, pero ese suceso fue ocultado por la corona española que se arrogó el descubrimiento para así justificar su colonización y posesión.

La empresa naval fue sostenida por los empresarios alemanes y judíos Fugger, quienes también equiparon otras expediciones posteriores a Colón.

Buena parte del recorrido cruzando los Andes, San Martín lo hizo sobre una camilla porque estaba enfermo.

El primer rastro de petróleo argentino se encontró en el siglo XVIII y la primera empresa extractora se fundó en 1865 en Jujuy.

No estudiar, no leer libros, no saber no es delito ni es vergonzoso, pero el saber y analizar con espíritu crítico es ubicarse en un plano superior al del común de la gente que se contenta con posiciones binarias o polarizadas.

Hace pocos días publiqué una nota criticando la concepción de los porteños y muy especialmente de los unitarios (los históricos y los actuales). Quienes puedan manejar el plano superior al que acabo de hacer referencia comprenderán que apunté a determinada clase de porteños, pero quienes apenas pueden sostener posiciones polarizadas sin dudas consideraron que me referí “a todos los porteños”.

La bronca que tiene buena parte del interior argentino sobre los porteños no tiene nada de novedoso. Quejarse porque alguien difunda datos históricos ciertos y corroborados con el presente, es como quejarse porque el espejo nos denuncia más viejos que antes. La fealdad reflejada no es culpa del espejo sino de la imagen real.

La persona, individualmente, debe hacer el esfuerzo por evitar que otros le polaricen el pensamiento porque ese método político es el mejor para controlar a los pueblos. Acabo de dar el ejemplo en los tiempos de Colón donde todo se polarizó entre cultos y salvajes para lograr el objetivo oculto (negocio económico y expansión territorial).

Hoy la situación nacional está exactamente igual, prueba de que poco y nada hemos evolucionado luego de medio milenio.

El pueblo llano ni se da cuenta ni tiene culpa por ello, pero aquellos que pueden leer entre líneas, hurgar más allá de los discursos y las provocaciones para consumo de la masa, si comprende que están ocurriendo otras cosas más profundas, tiene entonces la obligación de denunciarlas y comunicarlas.

Dos miembros del portal “Punto de Equilibrio” tienen en su poder mi penúltimo libro donde en una página explico que la obra en su conjunto está cruzada por siete planos de información y por lo tanto interrelacionada. No es un libro común. No es delito hacer un libro así que tampoco atenta contra la vida y/o pensamiento del resto de la sociedad.

En otra obra que he terminado de imprimir en estos días enumero 8 aciertos que he tenido durante los últimos 18 meses publicando en la web o en cartas que envié a ciertos gobiernos. Mi forma de escribir sobre la actualidad es frontal y obviamente le molesta a muchos los lectores, pero obedece a una estrategia reñida con las políticas de los mandatarios, que ya explicaba hace unos días el columnista Leonardo Sai: en pequeñas dosis y durante largo tiempo; pero cuando un suceso acaba de ocurrir o falta poco para que ocurra, las advertencias sobre posibles engaños no se pueden publicar en pequeñas dosis sino que es preciso zamarrear al lector para que recapacite a tiempo.

Son distintos planos en los que se manejan unos y otros, y cada uno debe hacerse responsable de la posición desde donde actúa. Aquel que se dé cuenta de una próxima emboscada y calla, es cómplice.

Ya advertía en mi nota anterior y aquí me explayo sobre los intereses ocultos de quienes provocan la actual polarización en la sociedad argentina. No es casual que provoquen por cualquier medio lícito o no la percepción de que el dólar se está “yendo a las nubes”, porque si cayera el actual gobierno y asumiera otro de derecha, lo primero que haría es una devaluación y los asalariados pasarían de un día para el otro a ser nuevamente pobres, o mejor dicho baratos para los grandes empresarios.

No es casual que visitando cafeterías, multirubros, kioscos y otros sitios públicos con servicio de video cable, invariablemente esté sintonizado algún canal del Grupo Clarín. A quien apenas sobrelleva vida binaria seguramente no le llamó la atención esta particularidad. Yo decidí consultar al dueño de uno de estos comercios y me confesó que le brindan el servicio de video cable gratuito con la condición de mantener todo el día la misma sintonía.

Muchísimas veces he tenido que llamar al servicio técnico de Telefónica porque me cortan la conexión a Internet. Las únicas tres veces que vinieron técnicos para restaurarme el servicio, me dejaron la computadora con la página web del diario Clarín abierta. Tampoco esto es coincidencia.

Idéntico ocurre con esos sitios de noticias que sólo transmiten las informaciones que perjudican o cuestionan al gobierno nacional.

Ante esta realidad que vivimos hoy y no luego del 7 de Diciembre, no puedo adherirme a la polarización actual que pretende reclamar libertad de expresión sólo cuestionando al gobierno. Sin dudas son los dos bandos en guerra los que se quieren quedar con el monopolio de la información, y yo, por el ejercicio de mi profesión (investigador cultural) automáticamente me ubico en una tercera posición.

Ahora, si alguien se anima a advertirles a los demás que tanto el 8 de Noviembre como el 7 de Diciembre se va a usar a la gente binaria, ¿es culpable por avisar? ¿es mala persona por gritarle y zamarrear al lector inocente?

Hasta los voceros del multimedios dicen con cierta asiduidad que Cristina Kirchner es inteligente. Yo diría que tiene la capacidad necesaria para manejar la alta política con acuerdo mediante, para polarizar a la sociedad y así evitar cualquier competencia partidaria.

Sí, claro que ya lo han dicho otros, pero hasta ahora nadie se ha animado a denunciar que Cristina continúa aplicando los lineamientos de su marido Néstor, es decir, apoyando la expansión del Grupo Clarín para tenerlo como único opositor pero sin riesgo electoral.

Si estoy en lo cierto, ¿la marcha del 8 de Noviembre va a ser contra el gobierno kirchnerista? En apariencias, sí; pero sólo en apariencias.

La Historia es maestra de la vida. Lo dicen los historiadores y me viene a la mente un caso muy similar a lo que considero ocurrirá luego de la aplicación final de la Ley de Medios. Los monopolios/emporios económicos siempre fueron cuestionados y perseguidos por los gobiernos. Hace un siglo atrás existía en Patagonia un emporio que dominaban las familias Braun-Menéndez-Behety que no solamente eran dueñas de un almacén de ramos generales por cada pueblo (La Anónima) sino que también tenían su propia flota de barcos cargueros, bancos, aserraderos y millones de hectáreas de los mejores campos. El gobierno nacional les recriminó tanto poder porque en Patagonia ellos eran más gobierno que el gobierno nacional.

Los empresarios encontraron un camino muy simple para disimular su poderío: a sus empleados de mayor confianza los hicieron figurar como socios en muchas de sus empresas o directamente hicieron figurar en los papeles que les vendían posesiones. Esta estratagema es conocida como “palos blancos” y es bien conocida por los historiadores, o sea que en la documentación figuraban otras personas pero en la práctica los capitales seguían siendo de los Braun-Menéndez-Behety.

Bien, cuando pública y legalmente se desmiembre al Grupo Clarín, es seguro que muchas de sus 240 empresas pasarán a manos de Lanata, Bonelli, etc., es decir a los empleados más confiables del Multimedios. Hecha la maniobra, el gobierno festejará haberle ganado a Magnetto. Los kirchneristas gritarán “¡Viva Perón!”, “¡Viva Néstor!” y Cristina brindará en cena privadísima con Magnetto.

A esto me refiero cuando hablo de distintos planos para interpretar la realidad y los gritos que conviene pegarle al lector desprevenido antes que sea estafado. El que no comprenda estos movimientos políticos hechos con guante blanco o “sintonía fina” acordados por dos apasionados en el control de masas y en jugar con fuego (me refiero a Magnetto y Cristina), pues que escuche a quienes tienen una tercera posición, que tal vez sea la verdadera.

No todos pueden ser médicos y los enfermeros no tienen por qué entender lo que hace el cirujano, el jefe de la guardia o el director del hospital, pero mejor que atiendan las indicaciones que le hacen los que saben un poco más.

No es cuestión de pelear, insultar o impedir la difusión de ideas porque se piensa distinto o se ve más allá de lo aparente.

Cada uno tiene que hacerse cargo de sus capacidades y limitaciones. Y el que venda su ética por bonificaciones o unos pesos de un bando u otro, pues le gustará la vida de corista y punto. No es mi caso, y por ello no soy mala persona.

Luis Colombatto