Esto es Córdoba, mi amada Córdoba, y teniendo la Mezquita no me hace falta ni la Torre Eiffel, ni el Coliseo de Roma, ni el Big Ben, y ninguno de estos monumentos (sin olvidar que son monumentos y lugares preciosos).
Por desgracia, muchos cordobeses no valoran la suerte que tienen de vivir en ella, pero seguro que los turistas que vienen a Córdoba lo valoran más y quedan sorprendidos por la belleza y por el gran patrimonio que presenta esta ciudad, además de los misterios que esconde en cada uno de sus rincones.
Soy feliz, muy feliz de haber nacido cordobés y de poder vivir y disfrutar en esta maravillosa ciudad.