El desempleo de larga duración es una prueba difícil ante la que muchas personas se sienten impotentes, cansadas de no ver un giro positivo a su destino en un breve plazo de tiempo.
Pero el desempleo no solo afecta al bolsillo sino que también, puede influir en la salud física y mental de una persona. Las emociones desagradables como el miedo, la desesperación y la tristeza se somatizan a nivel físico en una situación difícil.
En 3Contigo te damos las claves para cuidar tu salud en el desempleo:
1. Recuerda que tu valor no depende de lo que tienes sino de quién eres. Conviene recordar esta premisa como fuente de felicidad en cualquier contexto laboral para lograr ir más allá de la tendencia al consumo propia del siglo XXI.
Existen grandes planes que son gratis, como por ejemplo, improvisar un paseo por la ciudad ya sea solo o en compañía, salir a mirar escaparates y obtener ideas para sacar más partido al fondo de armario que ya tienes, ir al huerto de un familiar para pasar una jornada en el campo, hacer una visita inesperada a un ser querido cercano, participar como voluntario en una entidad, disfrutar de una infusión en agradable compañía en el salón de casa…
2. En segundo lugar, tener un orden de horarios refuerza la calidad de vida. En cambio, cuando una persona está en paro puede tener dificultades para seguir una rutina. En ese caso, conviene tomar la búsqueda de empleo como un trabajo en sí mismo que requiere de la misma organización que una jornada laboral. Actualiza tu agenda.
3. Practica la abrazoterapia con tus seres queridos porque a través de un abrazo recibes cariño, autoestima, reconocimiento y protección.
4. Un proceso de coaching puede ayudarte a sacar el máximo partido de una etapa de desempleo para dirigir tus pasos hacia tu verdadera felicidad. Un proceso de coaching te ayudará a sentirte acompañado en una etapa de la vida en la que la soledad puede aflorar con fuerza a nivel interior y además, te ayudará a enfocar tu búsqueda de manera eficiente.
5. Busca el lado positivo del desempleo. Por ejemplo, ahora tienes tiempo para llevar a cabo gran parte de esos planes que no pudiste hacer cuando trabajabas. Puedes descansar más tiempo, aprovechar para cuidarte y hacer esos seguimientos médicos para los que nunca tenías tiempo y formarte en aquellas áreas en las que sabes que tu currículum está más flojo. Del mismo modo, puedes dedicar más tiempo a tu relación de pareja y/o a tus hijos, padres…
6. Deja de lado la culpa que se enquista en el corazón y te hace sufrir. Por ello, piensa que vives una etapa de la vida temporal. Insistimos: tu valor es el mismo hoy que cuando estabas trabajando.
7. Ante cualquier malestar físico persistente acude al médico. Y si te sientes mal emocionalmente busca la ayuda de un psicólogo, o un coach con formación psicológica. No dejes que la tristeza o el desaliento se conviertan en un impedimento para encontrar trabajo y sobre todo, para vivir.
8. Si te afecta de una forma negativa ver los telediarios con los datos negativos sobre la crisis económica, o el paro, apaga la televisión. Y, en cualquier caso, modera el número de horas que pasas sentado en el sofá delante de la “caja boba”. Todo ese tiempo no te va a ayudar a salir de la situación en la que te encuentras. Al contrario, te hundirá más en ella. Asegúrate una dosis de pensamientos positivos todos los días. Fíjate en cómo hablas y expulsa de tu lenguaje las expresiones derrotistas.
9. Ventila la casa a primera hora de la mañana, toma las tareas de la casa como una forma de distracción positiva que te ayuda a tener tu mente ocupada. Además, el orden externo propicia el orden interno.
10. Puedes practicar yoga, realizar ejercicios de relajación, hacer natación, andar en bicicleta… Es decir, ponte en movimiento para recargar las pilas.
Maite Nicuesa y Olga Albaladejo para 3Contigo Coaching