Cómo defender a un asesino: la abogacía según el “shondismo”

Publicado el 26 noviembre 2014 por Anade @Anade

La historia de las series de televisión está plagada de producciones sobre abogados. Abogados defensores, fiscales, aquellos que trabajan en el turno de guardia, los que pertenecen a prestigiosos bufetes o quienes trabajan de oficio, sean quienes sean, las creaciones televisivas se han ocupado a lo largo de décadas de trasladar a la pequeña pantalla la variada rutina que viven los letrados, tan apropiada para las series procedimentales. Y lejos de ser un género que pueda empezar a resultar repetitivo, o que ya no logre atrapar a la audiencia, es fácil encontrar cada temporada alguna cadena que apueste por una serie de abogados.

En ésta ocasión el honor le ha correspondido a ABC, que en septiembre estrenó Cómo defender a un asesino, una producción que llegará a nuestro país el próximo jueves 27 de noviembre, de la mano de la cadena AXN España. Creada por Peter Nowalk y producida por la todopoderosa Shonda Rhimes, Cómo defender a un asesino era una apuesta segura de la cadena del abecedario que ha cumplido con las expectativas, está logrando buenas audiencias y los críticos hablan de ella, aunque unos mejor que otros.

Con la cinematográfica Viola Davis a cargo del papel principal de la serie, Cómo defender a un asesino se centra en Annalise Keating, una profesora de Derecho Penal de una universidad de Filadelfia que al inicio de cada curso escoge a cinco de sus alumnos para trabajar en su bufete. Wes, Connor, Michaela, Asher y Laurel son los cinco elegidos al comienzo de la serie, unos jóvenes que deberán aprender muy pronto que no existen límites cuando se trata de ganar un caso. De procedencias y clases sociales muy diferentes, el quinteto de aprendices trabaja para agradar a su mentora, que tratando de intensificar la competencia, ofrece como premio una estatua que representa a la diosa romana de la Justicia.

Sin embargo, el curso no se presenta precisamente tranquilo para una de las más prestigiosas escuelas de Derecho del país, ya que una alumna de la universidad, Lila Stangard, ha desaparecido y las pistas con las que cuenta la policía no presagian nada bueno. Y casi sin quererlo el caso termina llegando a las manos de Annalise que verá cómo, repentinamente, su vida profesional y personal se desmoronan. Pero Nowalk no se ha conformado con contar una historia lineal de abogadas con carácter y principiantes ansiosos, y mientras el espectador conoce a los personajes a partir de diferentes casos, a través de flashforwards la serie narra un futuro no muy lejano en el que las vidas de los cinco estudiantes y de la propia profesora Keating toman un giro inesperado.

Cómo defender a un asesino es una producción tan adictiva como interesante, en la que los trucos propios de las series de Shonda Rhimes se enlazan con la visión más práctica y embaucadora del derecho penal. A pesar de que la creadora de Anatomía de Grey y Scandal no se ha atrevido con la dirección o el guión en esta serie, Rhimes y Nowalk ya habían trabajado juntos en ambas producciones y eso es evidente en cada capítulo. En sus historias no faltan una mujer con temperamento al frente de la acción, numerosos encuentros sexuales casuales, diálogos dignos de enmarcar y momentos tan inverosímiles como esperados. Un universo que se podría decir que es la marca de la casa de Shondaland, la productora propiedad de Rhimes.

A pesar de que la programación en la parrilla de Cómo defender a un asesino, tras la emisión de las otras dos series de Rhimes, hacía presagiar que sería el éxito en las audiencias que ha resultado ser, es justo reconocer el trabajo de su protagonista, Viola Davis. De regreso a la televisión tras cuatro años en los que ha logrado el reconocimiento y el aplauso de crítica y público gracias al cine, Davis encarna a Keating sin tapujos, dispuesta a mostrar dos caras bien distintas, la abogada intachable que busca la verdad y la esposa sufridora que (spoiler en el enlace) prefiere no encontrarla.

Tan comprometida con las causas como El Abogado, tan feminista como The Good Wife o tan límite como Boston Legal, Cómo defender a un asesino da una vuelta de tuerca más al mundo de la ficción penal y propone una historia en la que todo sirve a la hora de defender a un cliente, al igual que todo vale para entretener al espectador. Lo que queda por descubrir es si el deseo de los abogados por hacer cumplir la ley es siempre el mismo, sin importar quién sea el asesino.