Decisión
Mañana será distinto. Día 1. Mañana es el día que señalé en mi calendario para recuperar mi vida. Siento que he estado en una cárcel durante veinte años, pero mi celda y la salida siempre estuvieron abiertas. Tardé en comprender por qué había ido a parar allí por voluntad propia.
Un día me di cuenta que estaba esclavizada, y que no sabía cómo salir.Probé algunas veces dar algún paso, y aún así seguía en mi celda. Siempre el miedo detrás. Siempre pensando que no iba a ser capaz de afrontar la vida si dejaba aquello. No importa qué tan mal oliera aquel habitáculo, ni que fuera devastando mi salud, ni cuántos ruegos vinieran de mi familia para que saliera. Aquel lugar me tenía atrapada con un cerrojo invisible.
Miro atrás. Desde el coaching no se suele mirar para atrás, pero en este caso es significativo hacerlo. Miro atrás porque tengo así 18 años y pruebo un cigarro por primera vez. Estoy en una esquina con una amiga. Ella nunca más fumó. Yo volví a comprar tabaco en una reunión con compañeros de trabajo. Creí que ese era mi pasaporte a mi condición de adulta, creí que me vería elegante y sofisticada con un cigarro en la mano. Por supuesto, ya no necesito un cigarro para sentirme una mujer segura, o elegante, pero tampoco creí entonces que caería en una trampa. Que como el tabaco sabe realmente fatal y tienes que hacer un esfuerzo en aprender a tragarte el humo, crees que controlas aquello, que como cualquier juego lo dejas en cuanto te plazca.
Me sitúo ahora en los 17. El tabaco ni se me pasa por la cabeza, no tengo ninguna necesidad de fumar. Disfruto de mi vida tal y como es, y en momentos de estrés me estreso, como cualquiera. No tengo que salir de las reuniones para calmar ningún ansia. Veo el fumar como algo sucio y desagradable, la gente que fuma huele mal y hace daño a su salud.Así que mi decisión tiene retrospectiva: volveré a estar donde estaba, en esos 17, y dentro de 10 años mi cuerpo se habrá recuperado por completo, sin rastro de esta devastación.
Buscando en mis recursos: Autocoaching
He hecho un listado de asociaciones: Abrir libro-tabaco. Hablar por teléfono-tabaco. Tomar un café-tabaco. Charlar con la gente-tabaco. Antes de trabajo-tabaco. Desayuno trabajo-tabaco. Salida de trabajo-tabaco. Después de comidas-tabaco. Y he hecho un listado de lo que haré para disociar.También he contestado a varias preguntas y llegado a varias conclusiones.El verdadero reto para mí consiste en eliminar los motivos que hacen que yo fume.
¿Por qué fumo? ¿Para qué fumo?1. Porque soy adicta a la nicotina. ¿Cuál es la raíz de mi adicción?2. Porque fumar se ha convertido en mi apoyo. ¿Cómo convertirme en mi auto apoyo?3. Porque me aburro. ¿De qué exactamente me aburro? ¿Qué es aburrirse? ¿Cómo sé que me aburro, qué siento en los momentos de aburrimiento?4. Porque controlo mi apetito, el comer sustituye la ansiedad y el aburrimiento. ¿Comer calma mi ansiedad? ¿Fumar calma mi ansiedad? ¿Estoy ansiosa y fumo, o fumo porque necesito nicotina y su falta me produce ansiedad?¿De qué tengo miedo? De no conseguir dejar el tabaco. De ser un alma en pena el resto de mi vida, pensando que me privo de algo. ¿De qué me estaría privando? De la nicotina.¿Cuáles son los beneficios de mi situación actual, de ser fumadora? Ninguno.¿Qué me impide conseguir ser una persona "oxigenada"? El miedo a no conseguirlo.¿Qué voy a hacer con mi miedo? Lo atravesaré. Daré un paso adelante.Mañana será un gran día para mi. Voy a salir de esta celda. Voy a conquistarme.Día 1. Día para recordar y celebrar.Son mis primeras horas como no fumadora. Pablo ha traído el desayuno a la cama, me he despertado feliz. Anoche descorchamos un champán para celebrar esta nueva vida. Al abrir los ojos me he acordado de mi viejo compañero, es normal, ya me había pasado otras veces pero ahora no me resisto a acordarme. Es como cuando te separas de un amor, te despiertas y es tu primer pensamiento durante un tiempo, pero sabes que es normal, y que cuanto más te resistes menos se aleja de tu cabeza.Siento un poco de inseguridad, el cuerpo me pide algo que estaba acostumbrado a recibir. Pero mi decisión es firme y no se cuestiona. Seguiré anotando los síntomas. De momento, intuyo que mucha agua me ayudará a calmar esta sensación. Y respirar con el diafragma, entendiendo que esto es lo que pasa con el síndrome de abstinencia, así que no tengo por qué alarmarme.15 horas: Después del desayuno me di una larga ducha, me di un baño de crema en el pelo y me sequé lentamente, saboreando el momento. Disfrutando de los olores. Me cepillé los dientes y planifiqué un poco el domingo. Ahora estoy a punto de comer y me encuentro un poquito mareada, vuelve la sensacíón de vacío, me he comido algunas cerezas pero no se va. Sé perfectamente lo que es, así que no me preocupa, siento lo que esperaba sentir. Estoy bebiendo mucha agua. Me duele algo la cabeza y después de comer tomaré un analgésico.
Ha sido una tarde un poco dura, de vez en cuando me asaltaba el recuerdo con toda su fuerza y mi cuerpo lo notaba. Una ansiedad desmedida que sabía de sobra lo que significaba. La necesidad de meterme nicotina en el cuerpo.
Respiré, bebí agua, fui en busca de comida más de una vez a la cocina. Por la noche he sido capaz de oler a tabaco en un pantalón colgado en el armario. El olfato comienza a agudizarse. Me he ido a la cama no muy tarde. He visto con alegría que he podido sobrellevar sin demasiado desespere mi primer día como no fumadora.Día 2: Segundo día como no fumadora.Me desperté pronto. Después de la ducha caí en la cuenta que no había pensado en el tabaco. Eso me alegró, poquito a poco. Tampoco me asusta estar pensando todo el tiempo en lo mismo. Ayer sentí bastante el síndrome de abstinencia, pero no me importó. Estoy más contenta hoy. Mi cuerpo se está acostumbrando y no consigo sentirme bien del todo, animicamente sobre todo. Pero da igual, esto pasará.He sido capaz de compartir un café con compañeros, todos fuman. Había pensado pedirme un zumo, por esto de las asociaciones, pero necesitaba un café. Lo bebí sin problemas, no eché en falta mi viejo amigo, a pesar de que fumaban a mi lado. Me siento bien, estoy bebiendo muchisima agua. Noto que menguan las ganas o la idea, si bebo cada vez que recuerdo el tabaco.Hoy pude olerme a mí misma. Mi perfume, mi jabón, mi desenredante capilar, el suavizante en mi camisa.Estoy contenta, ayer fue el peor día, sé que a partir de ahora todo irá mejor.Día 4. Cuarto díaAyer, mi tercer día, fue un día bastante malo. Tuve mucha ansiedad, estaba triste y con muchas ganas de llorar. De carácter también estuve un poco trastocada, irascible y contestona. Hoy la cosa va mucho mejor. El viernes tengo cena con amigos, me siento perfectamente capaz de no sentirme tentada a fumar, eso lo tengo claro. Además estoy aprendiendo a disociar, a que las cosas tienen un placer en sí mismas, y ese placer, esa capacidad de ser disfrutadas es intrínseca a la cosa en sí, independiente de cualquier aditivo, subjetivo para quien lo disfruta. Estos días he salido a tomar café con los compañeros de trabajo, fumadores, y no he tenido ninguna dificultad. Ni se me ha pasado por la cabeza meterme un cigarrillo o sentirme privada de algo a lo que ellos sí podían acceder. Estoy contenta. Por otro lado, intento controlar lo que como en la medida de lo posible, tampoco quiero sumar más ansiedad al asunto.He descubierto cuatro cosas que vienen muy bien. Pasear, mantener una conversación o lectura muy entretenida, el agua y dormir. La mejor hasta ahora: el agua, beber hasta hartarme, da igual las veces que tenga que visitar el aseo, es bueno para todo.Lo estoy consiguiendo, y estoy muy orgullosa. Por otro lado, tampoco voy a negar esta tristeza. Ay, nicotina!!! Maldita la hora en que te dejé entrar en mi vida, y bendita la hora en que decidí darte un portazo!!!!!
Quinto día sin fumarAnoche fue una noche pésima. Aproveché el rato de soledad que tuve y lloré todo lo que me apeteció. Me repetí que no importaba, que llorar limpia, que dejara a mi cuerpo hablar y que, en definitiva, esto también es un pequeño duelo. Duelo por una costumbre, duelo en mi cuerpo por la falta de algo que le estuve metiendo durante veinte años. Así que hoy me siento mejor. Con la sensibilidad a flor de piel pero totalmente clara en que ésta ha sido la mejor de las decisiones, todo pasa. A seguir.
Si pienso en el sabor no me atrae en absoluto volver a lo de antes, pero me es inevitable pensar en la costumbre, pensar en los momentos en que yo encendía uno y ahora no lo hago. Sé que es una ilusión, y que pasa rápido, que no le doy la cabida que no tiene, que dejo que siga de largo. Pero asumo también que debo enfrentar mis sensaciones sin miedo. Asumo la responsabilidad de esta decisión. Recuerdo las razones por las que tomé esta decisión y sigo, sigo con mi vida y mi rutina.
Día 6. Sexto día sin fumar
Hoy he tomado otra decisión. Dejaré de contar los días, tengo que dar por válida mi nueva vida oxigenada y dejar de contar los días, si cuento los días parece que espero algo. Estaré esperando despertarme de un sueño, de una pesadilla y reconocer que fue una pesadilla, como si no hubiese sido mi vida, como si nunca hubiera fumado? Estaré esperando un instante mágico en que ya no necesite contar porque me habré olvidado de que alguna vez fumé?
Así que para no esperar pues yo ya soy una no-fumadora, mejor dicho, una mujer oxigenada, dejaré de contar. Aunque a los efectos de llevar este registro seguiré contando.
Mi deseo es que esto te pueda ayudar, que puedas sentirte acompañado o que puedas encontrar instancias comunes a las mías y eso te anime a continuar.
Seguiré escribiendo. Seguiré contándote mis descubrimientos y compartiendo.
Pero de momento, esto es un reto conseguido, así que sigo con mi vida y dejo de contar. Voy a dedicarme a vivir, cierro esta página mientras me imagino de anciana diciendole a alguien: "yo fumé durante veinte años. Pasé de cuarenta cigarrillos a cero al día siguiente".
Sé que puede sonarte fácil, sé que puedes preguntarte: ¿Sólo le llevó seis días y llevaba veinte años fumando? Te diré que es relativamente fácil si aceptas lo que vas sintiendo (física y anímicamente). Creo que lo más difícil fue tomar la decisión, y para tomar la decisión y ponerme una fecha tuvo que pasar un tiempo, y mientras el día llegaba me preparé a conciencia, trabajé en mi interior sobre todo. Pero he aquí, las maravillas del coaching.
¿Tienes miedo? Y quién no? Pero cómo sabes que no lo conseguirás si no lo intentas?
No me voy de este espacio, no podré esconderme de ti o que no escriba sobre el tema significará que estaré ocultando una recaída. Te aseguro que lo he conseguido. Me comprometo contigo, sé que ya soy una no-fumadora. Me da igual los que dicen que aunque dejes el tabaco, eres fumador para siempre. Las creencias son buenas si sirven. Y te aseguro, como verás si lo analizas, que esa creencia limita.
Escribiré cuando crea que hay algo significativo que puede ayudarte, algún descubrimiento o revelación que sea buena compartir.
Una semana sin fumar
He colocado una imagen en el blog, una flor abajo de todo y es el sello de mi compromiso contigo. Mientras tú la ves, yo continúo oxigenándome, ganando salud, amando y respetando la vida.
Hoy he trabajado sobre algo que me pareció muy importante. Estos días he notado que, pese a no rechazar el recuerdo del tabaco, intentaba enseguida pensar en otras cosas, no quería regodearme en imágenes que no me ayuden en el objetivo.
Pero hoy he dejado de resistirme, y voy a contarte por qué.
Cuando limpiaba la casa, por ejemplo, cuando había pasado un tiempo haciendo una actividad específica, la forma de pasar a la siguiente era con un cigarrillo mediante. Me sentaba en el patio, me fumaba uno y continuaba.
Cuando terminaba mis comidas, la forma de decir "he acabado" era fumándome un cigarro. Incluso te sonará el hecho de que estás deseando acabar de comer para hacerlo. Es más importante eso que el placer de lo que comes, sólo disfrutas cuando ya estás dando la primera calada.
Alguna noche, cuando me relajaba en el sofá viendo una peli, cuando la peli estaba a punto de acabar yo encendía un cigarrillo, para que cuando acabara yo aún estuviera fumando y no tuviera que acostarme ya y privarme de fumar otro. Así que encadenaba cigarrillos y perdía horas de sueño pensando "uno más y me acuesto".
Podría seguir y contarte muchos ejemplos, no creo que te hagan falta porque seguramente todo esto te resulte familiar y tú tendrás tu propio acopio de ejemplos.
Así que no los resistas. Piensa en ellos. Acepta esos recuerdos. Acepta todo lo asociado con esos recuerdos: la sensación de "placer", el asco en el estómago, "qué idiota soy", "qué enganchada estoy", "no puedo dejarlo", "que no me quede sin tabaco", "no seré capaz de ver una peli sin fumar", el olor en el ambiente, lo enrarecido del ambiente, etc, etc, etc. ACEPTALO TODO. Abre los brazos y dejalo entrar. Que todo lo que relaciones con un cigarrillo te inunde. Tus creencias, tus pensamientos, tus sentimientos, tus recuerdos, tus sensaciones, todo. RESPIRA Y SIENTE. ACEPTA.
Sólo acepta que está ahi. No tengas miedo. Abre la puerta y acepta que está ahi y tiene algo que decirte. Dejale la puerta abierta, dejale que pase y se instale un rato, al fin y al cabo es parte de tí. Pero no eres tú.
Así que acepta, cuando más aceptes, antes se irá. SUELTA. ACEPTA Y SUELTA.
25 días sin fumar
Hambre a la enésima potencia. Ansiedad y culpabilidad porque debo llevar puestos unos cuatro kilos ya. No importa. Gordita feliz a cadáver exquisito y humeante. Tengo un plazo, el primer mes es el crucial. A partir del día 1 del siguiente mes, control alimentario, igual que en el tabaco. Mi meta? Calidad de vida, así que la alimentación también está reorganizandose. Por lo demás estoy feliz con la decisión. No recuerdo el tabaco y puedo decir que soy bastante indiferente a los que fuman a mi alrededor.
Pero! No bajes la guardia. Por experiencias anteriores te diré que es posible que en estos momentos tu ansiedad sea más alta que durante los primeros días, que hayas llegado al momento peligrosamente ilusorio de "por uno no pasa nada, yo ya controlo". Ten muy presente que es un engaño, una trampa, igual que la primera vez que te llevaste uno a la boca. Te sabrá fatal, te mareará, así que creerás que ya lo tienes superado y que como te sabe mal puedes volver a meterte uno otro día. Cuando quieras darte cuenta, estarás comprando un paquete.
Así que cuidadito, no bajes la guardia. Recuerda: las ganas son pasajeras, igual que antes, igual que la ansiedad y hay otras formas de apaciguarla. Encuentra la tuya.
Un mes sin fumar
Sensibilidad a flor de piel. Soy una mujer sensible pero no hasta el extremo que ahora mismo he llegado.
Todo me emociona ultimamente, a tal punto que hoy, mientras esperaba a ser llamada por el médico para mi visita de rutina anual, fue una de las cosas que apunté para consultar: si la bajada de nicotina se relacionaba con las hormonas o la emotividad. Lejos de explicarme demasiado se limitó a afirmarlo rotundamente mientras rellenaba el formulario para mi análisis de sangre. Me hubiera gustado saber más, y de boca de un médico, pero su rotundidad me dejó más tranquila.
Pensaba mientras volvía a casa: qué maravilla, no sólo estoy curando en salud sino que me estoy quitando los vestigios de alguna coraza.
Dos meses sin fumar
Y parece que nunca lo hubiera hecho. Del síndrome de abstinencia ni rastros. Del enganche mental, algún coletaso. Sobre todo cuando paso por situaciones similares a las que tiempo atrás no podía vivir sin un cigarro. Pero es un instante, sólo eso.
Estoy concentrada en la comida, más que eso. En todo lo que rodea la alimentación, incluso he descubierto el gusto por la cocina. Estoy visitando herbolarios y leyendo libros sobre nutrición, y me parece todo fascinante. Más si tengo en cuenta que nunca en mi vida me había cuidado a conciencia.
Estoy feliz con este nuevo rumbo en mi vida.
Todo llega en su momento justo.