Las nuevas investigaciones de la sonda MAVEN desvelan cómo el planeta rojo pasó a ser desértico y frío.
La atmósfera de Marte no siempre fue fina y polvorienta, sino que antaño albergó un clima templado y húmedo. Investigaciones recientes han desvelado que el planeta va perdiendo más de 100 gramos por segundo de materia atmosférica, aunque hasta la fecha no se sabía con certeza qué lo provocaba.
Los últimos datos de la sonda Maven (Misión de la Evolución Atmosférica y Volátil de Marte) han revelado que esa pérdida se debe al bombardeo incesante del viento solar, que va arrastrado los gases marcianos hacia el espacio, modificando así las dimensiones de la atmósfera del planeta rojo.
En los últimos años, los científicos están estudiando la geomorfología y la composición de la atmósfera marciana en aras de comprobar la habitabilidad del planeta rojo. Una de las cuestiones más relevantes estriba en su composición, un aspecto que contribuye en gran medida a determinar el clima marciano.
Un equipo de investigación liderado por Bruce Jakosky, de la Universidad de Colorado en Boulder (EE UU) ha elaborado un estudio pormenorizado de la atmósfera que aporta una visión amplia sobre la historia del planeta rojo y sus cambios climáticos.
Los investigadores sugieren que la atmósfera marciana pudo ser igual de gruesa que la terrestre, aunque compuesta principalmente de dióxido de carbono.
Según sus pesquisas, parte de este y otros gases atmosféricos se han perdido, alterando gravemente el clima del planeta rojo desde su formación. Los científicos realizaron mediciones a diferente altura de las concentraciones de isótopos de argón, un gas noble 'inactivo', esto es, que no reacciona químicamente a otros elementos y que no queda secuestrado en las rocas.
Este elemento solo puede ser 'desprendido' hacia el espacio mediante un proceso conocido como 'pulverización catódica', consistente en la vaporización de los átomos de un material sólido mediante el bombardeo con iones energéticos, en este caso, el viento solar.
El equipo científico llegó a la conclusión de que, desde su formación, el planeta rojo ha perdido un 66% de argón de su atmósfera. Además, emplearon la misma técnica para medir la reducción de otros gases como el CO2, una molécula de efecto invernadero que resulta determinante para entender la atmósfera marciana debido a su capacidad de retener el calor.
Según los investigadores, la mayor parte de este gas también se ha perdido en el espacio exterior a causa de la pulverización provocada por el viento solar, lo que podría explicar las bajas temperaturas del planeta rojo.