Una de las más grandes lecciones sobre el desarrollo de la confianza la he aprendido en uno de los más sencillos y en cambio más valiosos materiales que he leído sobre el tema, el libro El camino a la felicidad.
He hecho una adaptación de este material. Confío en que te sea de utilidad.
Sé digno de confianza
A menos que podamos tener confianza en la seriedad de quienes nos rodean, estamos en peligro. Cuando aquellos con quienes contamos nos decepcionan, nuestra vida puede convertirse en un desorden y aun nuestra supervivencia podría llegar a estar en peligro.
La confianza mutua es el material firme con el que se edifican las relaciones humanas; sin ella, toda la estructura se viene abajo.
La confianza es una cualidad muy estimada. Cuando la tenemos, se nos considera valiosos; cuando la perdemos, la gente puede llegar a pensar que no valemos nada.
Deberíamos conseguir que otras personas cercanas a nosotros adquieran esta cualidad y la exhiban. Se volverán mucho más valiosas para sí mismas y, por lo tanto, para los demás.
Cumple tu palabra una vez que la hayas comprometido. Cuando adquirimos un compromiso, formulamos una promesa o expresamos un juramento, debemos cumplirlo. Si decimos que vamos a hacer algo, deberíamos cumplir; si decimos que no lo vamos a hacer, no deberíamos hacerlo.
El respeto que sentimos por otro se basa, en gran medida, en que sea capaz de cumplir su palabra. Por ejemplo, hasta los padres se sorprenden al comprobar cuánto respeto pierden en la opinión de sus hijos cuando no cumplen una promesa.
Confiamos y admiramos a la gente que cumple su palabra; se considera basura a quienes no lo hacen. A menudo, quienes no cumplen su palabra no reciben una segunda oportunidad.
Una persona que no cumple su palabra poco tiempo después puede encontrarse atrapada en todo tipo de «garantías» y «restricciones» y hasta se le podría impedir relacionarse normalmente con los demás. No hay un exilio personal más completo de nuestros semejantes que cuando no cumplimos con lo que prometemos.
Nunca deberíamos permitir que alguien prometa algo a la ligera, y deberíamos insistir en que cuando formule una promesa la debe cumplir. Nuestra vida puede convertirse en un laberinto si tratamos de asociarnos con personas que no cumplen sus promesas; no es algo de poca importancia.
Se viaja por el camino a la felicidad con mucha más facilidad con personas en quienes podemos confiar.
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