Lo que está claro es que desayunar bien ofrece una serie de beneficios como mejorar nuestro estado nutricional y aportar mayor bienestar.
Hay más porque así tenemos más energía, no vamos con tanta hambre a la hora de comer y reducimos ciertos riesgos como los que padecer obesidad por no comer adecuadamente.
Tomar alimentos básicos
Según la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, debemos nutrirnos de los alimentos básicos de manera frecuente, y los no esenciales que se consumen de manera menos habitual. Y en el desayuno podemos tomar algunos de estos básicos que son saludables y necesarios para que nuestro cuerpo funcione óptimamente. Nos referimos a la leche, la fruta o el aceite de oliva.
Mezclar de carbohidratos
Un desayuno completo será siempre mejor para sobrellevar el día que nos espera. Siempre sin pasarnos y de forma sana, es óptimo que el desayuno llevar carbohidratos. Esto quiere decir que debemos mezclar varios ingredientes para obtener una alimentación rica y variada. En este caso, podemos tomar leche con cereales, piezas de frutas junto a yogurt, boles con avena y leche, pan tostado y queso fresco o bien aguacate y pavo. Siempre de forma indistinta y variable según el día. Lo importante es contar con las proteínas que realmente necesitamos para no tener hambre y evitar picar entre horas.
Dedicarle tiempo
Muchas personas no desayunan adecuadamente porque salen de casa deprisa, comen por el camino, se olvidan y dicen no tener tiempo. Por tanto es importante dedicarle el tiempo que se merece: al menos 10 o 15 minutos de forma pausada, siendo conscientes siempre de lo que estamos comiendo, saboreando los productos y sentados.
Si no tenemos tiempo en casa durante la semana, al menos tomaremos una pieza de fruta antes de salir, y luego en el trabajo debemos dedicar los minutos antes establecidos para desayunar bien. Comer delante del ordenador puede ser perjudicial para nuestra salud física y mental. Nuestro cuerpo no lo agradecerá.
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