¿Cómo descubrir la nacionalidad de un bebé?

Por Desmadreando @desmadreando

Dentro del choque cultural que conlleva el vivir en otro país, jamás me imaginé que la vestimenta de un bebé fuese motivo para seguirme sintiendo inadaptada.

Les prometo que he hecho de todo: pasearme por blogs de moda de bebés, leerme los diccionarios de padres primerizos para entender las terminologías locales, hasta cursillos trendys de “cómo hacer chaquetas en un plis plas” (Nota cultural: en México las chaquetas son una manualidad que les gusta hacer a los hombres, no tanto a las mujeres). Todo esto ¡y más! para lograr como resultado: NADA.

El día que según yo llevo puestísima a mi pequeña bestia, mi querida Suegra (a la cual amo de amor loco porque se que me lee y por que ella sabe que es cierto) no falla diciéndome “Si la llevas puesta de Agatha Ruiz de la Prada ¡que moderna!”. Quede por sentado que jamás he comprado una prenda de ésta mujer, ni para mi hija ni para mi. Así que esto confirma que lo hago de puta pena.

En fin. La nacionalidad no se lleva en el pasaporte, en la lengua o en el alma. ¡No señor! La nacionalidad se lleva “puesta”.

Queridas madres españolas les digo desde el fondo de mi corazón que las admiro. ¿En que momento de su tierna infancia se aprendieron los términos del código de etiqueta para vestir a un bebé?

¿Pololo? ¿Polaina? ¿Ranita? ¿Faldón? ¿Pichi?

Amigas mexicanas y del resto del mundo -porque se que hay chilenas que me leen- ¡vestir a un hijo en tierras lejanas es angustioso!

El no va más del asunto fue cuando leí a Waleska- una de esas madres entrepreneurs molonas que escriben reseñas de productos en su blog, hacen sorteos súper guays, son todas unas community managers en forma- y en eso van y escriben de  de diferencias culturales en moda de niños. ¡Tomaaaaya! ¡Una española hablando de diferencias culturales en su propia tierra! ¡Imagínense como me sentí yo! Eso significó que ¡jamás podré ser “parte de” la socialité! ¡jamás podré pasar desapercibida!…ni siquiera camuflada.

Podría hacer un post olímpicamente enorme de todas las diferencias que existen, pero vayamos con las que he vivido en carne propia con la Critter en estos 15 meses (hoy los cumple así que favor de felicitar a mi bestia) .

Debo aclarar que jamás será mi intención juzgar, simplemente me gustaría compartir con ustedes el desmadre que ha significado para mi acatar el código de vestimenta de un ser tan pequeño en tierras lejanas.

Las 5 Diferencias Culturales en el código de vestimenta de un bebé:

1. Ritmos Circadianos del Pijama

¡Cochina! El pijama sólo es para dormir

En España, los recién nacidos no están todo el día en pijama, mono o como le dicen por aquí “pelele“. Bien dice la Sra. Gremlin (doctora en moda,nutrición y látigos a domicilio sin leerse a Grey) que hay que “respetar los ritmos circadianos de esta prenda“. El bebé- sobre todo si es recién nacido- goza de sufrir varios cambios de vestimenta al día. De normal, amanece con un pijama nuevo pues seguramente hubo necesidad de cambiárselo por cambiar de color blanco a “marrón oscuro”.  Una vez despierto, el bebé es tomado en brazos y cambiado con una agilidad digna de temblores de madre primeriza y si hace frío (como cuando nació la Critter, bueno más bien como siempre en Lionville) se procede a vestirla con una polaina, una camiseta de batista, una chaquetita monísima hecha a mano, un faldón y para rematar unos patucos. Mas o menos así:

Es de Toile, ya con eso aprobé el curso.

¡Divinos de la muerte! ¡Incómodo de la muerte! y cualquier persona que no sea española se ha de haber quedado con cara de ¿¡qué me estás contando!?

Léase usted éste artículo del famoso diccionario RAEPP (Ni más ni menos que la Real Academia Española para Padres Primerizos) para poder saber de qué prendas se trata. Las mexi- como nos dice la gran amiga Gili- somos más prácticas “el bebé está en pijamita todo el día y si tiene corchetes mejor”. 2. El uso del Faldón

Ni el color marrón me convence para niño

En España es el símbolo de elegancia sine qua non. Todo bebé que sea digno de pertenecer a esta tierra tiene que tener unos cuantos, si son con lazos grandes y con el color de moda (berenjena, gris topo, bugambilia) ¡mejor aún! Esta prenda se pone mucho en estas tierras por practicidad. Según esto por que se ven “monos” y además es abrir y cerrar para cambiar un pañal. ¡Mentira cochina! Estas faldas largas son hechas con pique, lazos, entredos y toda cursilada que jamás aprendí en mis clases de costura de infantil. Se tienen que planchar y colgar. Cuando un bebé se caga en proyectil y los mancha con ese líquido mostaza hacer desaparecer la mancha es quasi imposible. Ni la mujer del futuro de Neutrex pudo ayudarme en estas tareas domésticas de madre primeriza. Además, ¡menos mal que mi bestia es niña! Ver a niños vestidos con faldón me resulta R-A-R-O. En México exclusivamente se usan para el bautizo. Eso sí: los faldones de bautizo tienen que ser españoles. Es un símbolo de gusto, exquisitez y alta alcurnia.

3. Cubrepañal, Capotas y patucos

De revista

Estas tres prendas me han delatado. Cada vez que ponía una foto de mi Critter en Facebook para que mis amigas de toda la vida vieran su desarrollo, rápidamente señalaban mi “traición a la Patria”.  Son tres símbolos de exageración, de “ñoñez” y de nacionalidad española. No obstante, me confieso de pensamiento palabra obra y omisión que ¡me encantan! Hacen que la bestia se vea tan pacífica, tan perfecta, taaaaan “niña” que es sólo ponerle una capotita para que se ahorque con el lazo intentando arrancársela. De los patucos fue tanta mi insistencia en usarlos y tanta la insistencia de la Critter en recordarme que hay sangre mexicana que corre por sus venas, que hoy por hoy tengo muchos patucos para los diestros de pie. Los de izquierda ya no están al mando. En México se le ponen tennis-zapatillas desde bebés. Si es de una marca molona como Converse ¡mejor aún! ¿Capotas? ¡Ni hablar! Si es niña, ahora está la moda de ponerles un mega lazo, decorines de fieltro o cualquier tontada para que la sociedad no se confunda diciéndole niño. 4. El uso del chandal (pants)Aquí hasta para el pants tienen un nombre elegante: ¡chandal! Nó tengo ni zorri idea de dónde vendrá la terminología. Lo que sí se es que aquí está mal visto usarlo. Esto es una regla de oro tanto para madres como para hijos. El chandal y las zapatillas (pants y tennis en mexicano) se usan sólo para ir al gimnasio o alguna actividad deportiva.

La vie dans le parc

Por actividad deportiva ¡olvídese del parque! El parque es un espacio social en dónde los hijos tienen que demostrar quiénes son sus padres. No se puede ir a chapotear en el lodo con chandal. Mi hija tendrá que resbalar su culete por el tobogán quemándose sus tiernecillos jamoncillos ya que su ranita es un poco cortita ¡y su madre le salió cortita de mente por no llevarle otra prenda más cómoda! En México el uso del chandal es indiscriminado, excesivo hasta incluso ¡de mal gusto! Lo acepto. Sin embargo, cuando los bebés empiezan a gatear el hecho de que destrocen a diestra y siniestra pantalones feos no duele tanto como que a cada tercer día uno tenga que comprarle leotardos Pikolín (de toda la vida que yo no conocía claro está hasta que llegué a vivir aquí).

5. El peinado

¡Me la como!

Cuando las pequeñas empiezan a tener melenita ¡es un gusto para la madre! Por fin dejará de llamarla nene. Es así como con los cuatro pelitos que tiene Critter me he dispuesto a peinarla con “La Fuente de Santo Domingo”- una fuente ejemplar en Lionville dónde vamos a mojarnos cada vez que ganamos en el fútbol, o con dos coletitas. En México es de lo más usado. Si hay pelo se peina. No obstante, un par de amigas locales así como la familia mas directa les ha dado un síncope cuando han visto a mi bestia peinada. Quizás soy mal pensada y lo que pasa es que les encanta que sea vea tan femenina. Mi sexto sentido nunca miente, por lo cual creo que es otra diferencia cultural. Las coletas no son bien vistas. Nota al margen: El traje de Marinero

Príncipes de Disney

Se que esto sobrepasa la tierna infancia para llegar al momento de la cuasi pubertad en dónde los niños reciben la Primera Comunión. No tengo más que decir que ¡Gracias Semenator por haberme hecho una niña! El traje de Marinerito es demasié. Esta apartado lo abordaré en algunos años y cuando tenga un hombrecito. Por ahora lo dejo en el tintero…

¡Un día de estos me da algo!

¿Ahora entienden parte de mi desmadre?

Unas dicen que voy por libre, pero es que por más que intento ser parte de….termino por no ser de ninguna parte.

¡Que me agarren confesada por Dior que vestir a una Leonesa es mucho más difícil de lo que pensaba!