Han llegado los días de calor y es habitual que pasemos ratos de diversión con los más pequeños en la piscina. Puede que sea el primer año que llevas a tu bebé a la piscina o que ya tengas niños algo más mayorcitos. Sea como sea, es imprescindible que tomemos algunas precauciones para evitar sustos desagradables.
- El susto más común es que el niño caiga al agua en un momento de distracción de los padres o de la persona que está a cargo de él, con lo que debemos estar muy pendientes de nuestros hijos cuando vamos a una piscina.
- Nada más entrar a la piscina colocarles los manguitos, el flotador o el sistema de seguridad que utilicemos. Demás está decir que debemos verificar que estén en perfectas condiciones y sin pinchazos. Estos elementos son de seguridad adicional que no sustituyen la vigilancia y acompañamiento de un adulto. Más que elementos de seguridad en sí mismos, diríamos que ayudan al niño a que tenga más posibilidades de desenvolverse en el agua sin miedo, pero no podemos “delegar” en ellos la función de salvavidas. Aunque pueda resultar incómodo, tal vez conviene que lleven puestos los manguitos aún fuera del agua, por si cayeran inesperadamente a la piscina, para no hundirse.
- No dejar de vigilarlos ni un segundo cuando están dentro del agua. Una llamada telefónica o cualquier distracción, por tonta que parezca, puede ocasionar un buen susto. Hemos comentado que flotadores, manguitos y tablas de flotación han de estar homologadas, pero lo mismo sucede con otro tipo de accesorios: los juguetes acuáticos e hinchables para piscinas. Si estos juguetes no están avalados por los controles de seguridad de la Comunidad Europea pueden ser defectuosos. Hay que procurar no dejar los juguetes solos en el agua, ya que los niños pueden querer lanzarse a por ellos. Para evitar ese riesgo, mejor sacar los juguetes del agua al mismo tiempo que los pequeños, y de ese modo además tendrán con qué entretenerse fuera del agua.Los drenajes, rejillas y accesorios de limpieza de la piscina no son juguetes, por lo tanto los niños no deberían tocarlos.
- Es conveniente que los niños aprendan a nadar desde pequeñitos ya que además de ser beneficioso para su desarrollo, es una medida más de prevención en caso de caer accidentalmente al agua. De todas maneras, que sepan nadar no implica que no debamos estar atentos. Los niños pueden cansarse fácilmente o pecar de exceso de confianza y meterse en sitios apartados. Siempre tenemos que estar pendientes de ellos cuando están dentro del agua.
El ahogamiento es el más grave de los accidentes que pueden ocurrir en el agua, pero también hay otros como golpes o juegos bruscos. Advertir a los niños de los riesgos de tirarse demasiado cerca del borde, evitar que se acerquen a los drenajes, precaución en toboganes, etc.
En las piscinas públicas o comunitarias con socorrista, es conveniente tenerlo localizado para acudir a él ante cualquier emergencia, pero no podemos descargar la responsabilidad de vigilancia en él. El socorrista es un buen factor de seguridad, pero tampoco es infalible y no es tarea de él controlar el comportamiento de todos los niños en el agua.
- Un niño no nace enseñado y muchas de las normas le son desconocidas. No podemos esperar que un niño se comporte de manera segura si no sabe como hacerlo, pues para él, la piscina será un lugar de juego más. Nunca es pronto para hablarles sobre lo que esperamos de ellos en la piscina, cómo pensamos que lo vamos a pasar bien y cómo no nos haremos daño. Por ello es importante explicarle al niño el comportamiento que debe tener dentro del agua, especialmente en relación a los juegos peligrosos que hemos comentado con anterioridad.De ese modo sabrán, antes de llegar, que no deben tirarse desde el bordillo encima de otros, sujetarse de otro niño que está en el agua, o tirarse cerca de los escalones.
Es conveniente no ir a la piscina o a la playa, en las horas centrales del día, y en todo caso hacerlo con la crema protectora bien aplicada. Si vamos a estar mucho tiempo al sol, hay que reponer la crema, y cuando estemos fuera del agua buscaremos la sombra de sombrillas o árboles. En definitiva, no hay que descuidar la protección solar de los niños.
No es adecuado lanzarse al agua tras una comida copiosa, por lo que dejaremos el tiempo suficiente para descansar y hacer la digestión. Si la comida (almuerzo, merienda) es ligera, no habrá problema en el baño siempre que la temperatura del agua no sea extrema y no se realice un gran esfuerzo que agote al niño.
También es bueno si el agua está muy fría entrar a la piscina poco a poco, mojándose primero pies y muñecas, para evitar choques térmicos.
Es importante seguir estos consejos de seguridad para la piscina con niños, empezando por la vigilancia activa y continua. Con toda probabilidad este verano los pondremos en práctica en más de una ocasión y lo pasaremos estupendamente, y fresquitos, en familia.