Hablemos de elefantes africanos. En general estos elefantes son una especie amenazada, sin embargo la población de elefantes en unos lugares crece, mientras en otros desciende. Como hay consenso en que los elefantes no se deben extinguir, diferentes países implementaron políticas para protegerlos.
El ejemplo de cómo tratan en Kenya y en Zimbabwe el asunto del marfil es muy gráfico. Kenya adoptó las recomendaciones internacionales del Buen Rollo y de la Pachamama y prohibió el tráfico de marfil.
Primera idea: prohibir algo no hace que ese algo desaparezca mágicamente.
La población de elefantes en Kenya descendió drásticamente en las últimas décadas. Solamente los elefantes situados en los parques nacionales están supervisados. No solo los furtivos acabaron con la población de elefantes fuera de los parques, sino que ahora la guerra se traslada al interior de ellos. Furtivos y guardias de las reservas están fuertemente armados, se pegan tiros, y hay muertos.
Zimbabwe hizo lo contrario: no proteger a los elefantes. En su lugar, la población local pasó a tener derechos de propiedad sobre las manadas cercanas. Si un monarca europeo o un jeque árabe quieren ir a cazar elefantes, pagan un buen dinero por cada uno. Ese dinero va a las arcas del pueblo donde lo cazan. Así, se paga a la escuela local, al médico, los sobornos a los funcionarios estatales para poder excavar un pozo, etc. La gente de la aldea tiene muchos incentivos para asegurarse de eliminar el furtivismo.
Segunda idea: nos movemos por incentivos.
En Kenya, los elefantes sólo preocupan a los funcionarios de los parques naturales. Con los medios disponibles, hacen lo que pueden y el elefante está muy amenazado. En Zimbabwe, los elefantes preocupan a todo el mundo, se crea un incentivo monetario y hoy en día el problema es que hay demasiados elefantes.
Lo triste es que en Zimbabwe no apliquen el mismo principio en otras áreas de su economía. Lo vergonzoso es que los bienintencionados ecologistas del primer mundo no aprendan que para salvar a a naturaleza, hay que ponerle un precio.
Elephants and ivory:
Banning ivory is the surest road to extinction for the African elephant, argue leaders in those countries. They believe the villagers can do more to protect the elephants and ensure the longevity of the species than costly centralized government programs can.