En enero de 2007 Joshua Bell, virtuoso violinista contemporáneo reconocido mundialmente, participó de un interesante experimento diseñado por el periódico The Washington Post: ¿sería capaz su música de llamar la atención por sí misma en un contexto popular y en un momento inapropiado?
Vestido sencillamente – con un vaquero, camiseta manga larga y gorra – se presentó de incógnito para dar un concierto “espontáneo” a la hora pico de utilización del servicio de subterráneo. Utilizó junto con sus virtudes de violinista, un violín Stradivarius de 1713 valuado en US$ 3,5 millones.
El momento duró 43 minutos. En ese tiempo pasaron por el lugar 1097 personas.
Contra las expectativas de grandes resultados, apenas 1 persona lo reconoció, 7 personas pararon para escuchar sus melodías mágicas y 27 contribuyeron con el “artista callejero”. Al finalizar, había reunido en su estuche de violín u$s32, aportados espontáneamente por sus oyentes. Esta contribución estuvo muy lejos de los u$s 100 que habían pagado en promedio quienes concurrieron a su concierto previo.
Creemos que esta experiencia muestra la importancia de invertir en crear un contexto adecuado y un significativo grado de coincidencia entre lo que ofrece el especialista y lo que busca la gente.
Seguramente muchas interpretaciones al respecto se pueden hacer y otras tantas preguntas pueden surgir.
Fuente: Puerto Experto
Por Andrés Ubierna