Cómo el número 7 se volvió loco es un librito bellamente editado por Gadir que recoge un cuento, podríamos decir que dirigido a un público infantil, y que narra una historia de números, escolares, profesores y un grajo.
El libro tiene una peculiaridad, su autor, Bram Stoker, universalmente conocido por su novela Drácula. ¿Qué tiene que ver Bram Stoker con las matemáticas?
Bram Stoker nació el 8 de noviembre de 1847, en Dublín, y padeció una extraña enfermedad en su niñez, precisamente hasta los 7 años. Esto no afectó a su vida posterior, ya que llegó a ser un auténtico atleta. Lo que no conoce todo el mundo es que estudió en el Trinity College de Dublín de 1864 a 1870 graduándose en Matemáticas. De ahí le viene su afición.
Bram Stoker
Por otra parte, la historia que cuenta Stoker es interesante. Para mostrar la importancia de los números, el profesor narra en la clase un cuento sobre números, que se titula precisamente “Cómo el pobre 7 se volvió loco”. El problema que le aqueja a 7 es que se siente huérfano, al contrario de lo que le pasa a 2 o a 3, que tienen parientes (4, 6, 8, o 9). Finalmente, el doctor convence a 7 de que no debe sentirse triste y los demás números le saludan afectuosamente.
El protagonista del libro es Tristón, un niño que cuida a su amigo el Grajo, el otro protagonista, y la historia comienza precisamente cuando en sus deberes escolares Tristón está haciendo multiplicaciones por 7.
La importancia del 7 se manifiesta cuando, al día siguiente de que el maestro contara su historia en clase, todos se dan cuenta que pasa algo, motivado porque ha desaparecido el número 7.
La historia contiene además algunos guiños a la lógica, como muestra este diálogo:
“- Ciertamente – dijo el doctor- , lo deberías decir de estar cuerdo, pero entonces, como ves, no estás cuerdo, y, como estás loco, dices lo que no deberías decir.
- ¡Falso! – dijo 7.
- Te entiendo – dijo el doctor – pero no trates de discutírmelo. Si estuvieras cuerdo dirías <>, pero dices <>, cuando quieres decir que estás de acuerdo conmigo.
7 le miró sintiéndose satisfecho y bien comprendido.
- No -dijo, queriendo decir <>.”