Cómo elegir el mejor vino para comer y cenar estas Navidades

Por Baco Y Boca @BacoyBoca

Ya está aquí la Navidad y con ella, las copiosas comidas y cenas familiares. Si a estas alturas sigues sin saber qué vino o vinos elegir para brillar en estas fechas navideñas, sigue leyendo. Te contaremos aquí algunos buenos maridajes, es decir, algunos trucos para saber elegir bien el vino para las comidas de Navidad (Sant Esteve, Fin de Año, Año Nuevo y Reyes, por supuesto). 

Y es que, las grandes ocasiones merecen grandes vinos. Porque en esta época, como en muchas otras ocasiones, el invitado de honor a nuestras mesas es el buen vino, con permiso, por supuesto, de las mejores viandas. 

Hay que empezar por vinos ligeros para acabar con reservas.

Efectivamente, el maridaje en un ágape navideño es más importante que nunca, puesto que una mala elección puede llegar a arruinarlo todo. Porque la elección del vino “perfecto” -teniendo en cuenta que la perfección no existe- es capaz de potenciar los sabores llegando a conformar un auténtico lujo para el paladar. Y para conseguirlo, y recogiendo las palabras del sumiller Ferran Centelles,  “no debemos dejarnos guiar por los criterios pseudocientíficos, como que la carne debe tomarse con vino tinto o el pescado con blanco. Esta es una norma aprendida por repetición, un conocimiento adquirido, pero no probado, así que al menos cuestionémolos” (del libro  “¿Qué vino con este pato? Una aproximación a la esencia de los maridajes”)

Pero si en estas armonías no hay normas escritas, ¿cómo sabremos qué vino elegir?

 Porque, aunque “ningún vino te va a arruinar una comida, algunas comidas pueden modificar la percepción del vino, y viceversa”. 

Por ello, los expertos sumilleres nos dan algunos consejos para que la comida de Navidad no acabe en un fiasco. Y aquí va la norma más básica: el blanco antes que el negro, el más simple antes que el más complejo, el de menos crianza al reserva. Pero a partir de ahí, hay que contemplar mil y una combinación, porque cada paladar tiene su propio gusto. 

Aperitivos, entrantes y primeros

También se puede optar por diferentes vinos pero de la misma bodega.

Cuando la comida empieza con canapés variados, donde hay cabida para mariscos, ahumados, foies, ibéricos e incluso quesos ¿Qué vino elegir? La idea sería no servir vinos con mucho cuerpo o crianza. Un espumoso rosado ligero y fresco resultaría sumamente versátil y puede maridar con infinidad de platos, como por ejemplo, AA Laietà Rosado de Alta Alella. Incluso un tinto joven armoniza perfectamente con tapas de embutidos e ibéricos. 

También es ideal recibir a nuestros invitados con un buen champagne, como el Bernard Remy Blanc de Blancs, que nunca falla; con un muscadet si hay ostras sobre la mesa, con un refrescante albariño o incluso con un jerez seco o manzanilla, como la Manzanilla Solear, de Bodegas Barbadillo

Todos estos vinos ayudan a ir limpiando el paladar entre bocado y bocado permitiendo pasar de un aperitivo a otro sin mezclar sabores. En el caso de los blancos o rosados, incluso el champagne, también servirán perfectamente para mantenerlos en mesa a lo largo de toda la comida, si a los aperitivos le siguen pescados blancos. 

Si el pescado es más graso y cocinado al horno, mejor pasar a un vino con crianza como algo de barrica, un Costers del Segre o un Rioja pueden ser opciones deliciosas.

Platos principales

Dos buenas propuestas de Josep Grau para los platos principales.

Con los platos principales, empieza el festín. Vinos con cuerpo, envolventes, golosos… Aquí los crianzas y los reservas juegan su papel principal. Pero también hay infinidad de opciones, en función del plato principal. Para el pato, por ejemplo, el Monte Real Cuvée puede ser una buena opción. Un clásico puesto al día que en nariz potente, en boca, estructurado y envolvente, con ligera acidez y goloso, elegante. 

Si el plato principal es un pescado podemos jugar con infinidad de blancos, desde un blanco sauvignon blanc o espumoso reserva para el salmón crudo, o un pinot noir si es cocinado. 

Y si el protagonista es una carne contundente, como el cordero lechal, hay que elegir mínimo un tinto de crianza. Aquí, por ejemplo, podríamos sorprender con un Josep Grau La Florens, un tinto elegante y goloso; o con su hermano el Josep Grau Territori, para los que buscan algo más fresco, goloso y sesodo. Y para los amantes de los vinos de corte clásico, algo que nunca falla, Monte Real de Familia Reserva 2018,un tinto reserva especial, y a muy buen precio. 

Y para acabar bien…

El espumoso, gran aliado de los postres navideños.

Con los postres hay que  redondear la experiencia y convertir la comida en memorable. Dependiendo de si se optan por postres más o menos dulces, la elección del vino será una u otra. Se puede optar por un espumoso gran reserva, para ayudar a digerir los más dulces. Aquí podríamos “regalarnos” un Can Sala, un Cava de Paraje Calificado, o un Ars Collecta Paraje La Pleta, auténticas joyas enológicas.  

Pero  también es buenísima idea  sorprender con un jerez o un Pedro Ximénez, como el Lustau PX San Emilio; o con un oporto o un vino de hielo, como el Blanc de Neu de Llívins, para postres más neutros e incluso para los chocolates.