Este post es parte de la serie de post dedicados a ofrecer unas pautas para saber elegir bien tu cosmético. Es decir, el producto específico que necesitamos en cada uno de los diferentes pasos de los gestos imprescindibles de belleza.
Hoy vamos a ver las características que debes buscar en una crema de noche dependiendo de tus gustos y necesidades.
Seguramente que cuando has comenzado a cuidarte el rostro hayas utilizado la misma crema tanto para el día como para la noche. Hasta los 35 años esto puede ser factible, siempre que tu piel no te pida más y dependiendo de tu constancia. Pero a partir de los 35-40 años tener un tratamiento diferente para la noche se hace imprescindible.
Y te preguntarás ¿cuál es la diferencia entre las cremas de día y las cremas de noche? No te preocupes que te lo cuento en un momentito
Las cremas de día están formuladas sobre todo para hidratar tu piel durante el día (“dar de beber” a tu piel) y que la tengas confortable en todo momento. También se centran mucho en proteger. Suelen incluir protección solar añadiendo un SPF y protección contra los radicales libres provocados por la polución, el frío, el viento, el stress, etc….
En cuanto a texturas las cremas de día suelen ser ligeras, algunas de ellas hasta fluidas esto dependerá del gusto del usuario.
Además, deberás tener en cuenta el tipo de piel (seca, mixta, grasa, sensible, …) pues según cuál sea, el producto deberá actuar de forma diferente.
En cambio, las cremas de noche no tienen protección pues la noche se pasa descansando en la oscuridad y en el interior. Estos productos se centran más en digamos “dar de comer” a la piel así que serán más nutritivos y con propiedades de regeneración de la piel.
Y ¿por qué? Pues porque la noche es el momento ideal para ayudar a la piel a compensar sus carencias. El reposo y la oscuridad son imprescindibles para preservar la fragilidad de las células y también hacerlas más receptivas a los principios activos de las cremas. (rentre la 1 y las 4 de la madrugada).
Como ya he comentado algunas veces, el proceso de envejecimiento de nuestra piel es inevitable. Las funciones de la piel como la renovación celular o la actividad de nuestra micro-circulación se van ralentizando con el paso de los años. Por ello a medida que vamos cumpliendo años las cremas nocturnas se hacen cada vez más indispensables pues buscan descansar, renovar la epidermis, revitalizar y atenuar las arrugas y líneas de expresión.
Como pasa con todos los cosméticos, en el mercado nos encontraremos con cientos de texturas y marcas. Generalmente las cremas para la noche suelen ser bastente untuosas aún así hay varios grados de densidad por lo que debemos elegir una textura y una formulación adecuadas a nuestro tipo de piel, sus necesidades, nuestro gusto y lo más importante nuestro bolsillo. No hacemos nada si nos sacrificamos para comprar ese producto súper caro una vez y luego no podemos permitirnos una continuidad, pues: “La continuidad es la clave”.
Utilizar la crema de día por la noche también, no está mal pero no darás de comer como es debido a la piel, además, tienen SPF normalmente y ¿para qué lo necesita tu piel de noche?
Lo más recomendable es tener dos cremas (día y noche) de la misma marca y línea pues siempre se complementarán en el tratamiento. Así que, si ves que tu crema de noche empieza a salirse de tu presupuesto, en vez de combinar marcas mejor cambias a otra todo el tratamiento, día y noche. Y podrías reforzar ese tratamiento incluyendo un producto complementario (serum, ampollas, etc) de la misma marca o de la que usabas antes o de una que creas superior, por ejemplo.
Hoy en día hay cientos de marcas, como ya he comentado, sólo tenéis que encontrar la que se adapta a vuestras necesidades, gustos y bolsillo. Y recuerda: la piel es el órgano más grande del cuerpo humano y no la puedes descambiar, así que ¡mímala!