La mochila es un elemento fundamental para la mayoría de las actividades al aire libre. En este artículo nos centramos en las mochilas para andar por el campo y en siguientes artículos trataremos sobre mochilas para usos especializados, como fotografía, deporte e incluso para los padres que no renuncian a dar largos paseos por el campo con sus bebes.
En el mercado hay mochilas para todos los gustos.
Para elegir una mochila lo primero que tenemos que preguntarnos es cual es el uso que le queremos dar, pues es importante saber la duración de nuestra excursión y las cosas que necesitemos transportar. El volumen, el diseño y la talla son las variables con las que tenemos que jugar para no equivocarnos en nuestra elección.
Diseño
Tiene que ser capaz de liberar de peso nuestra columna, transmitiendo la carga hasta nuestras caderas. Para ello es clave el diseño del bastidor y del cinturón lumbar.
El bastidor es la estructura interior responsable de soportar la carga y transmitirla hasta el cinturón lumbar y éste es el responsable de transmitir el peso hasta las caderas.
La forma y el acolchado del respaldo de la mochila es importante para ir cómodos y con la espalda bien ventilada. La mayoría de los fabricantes ha resuelto bien este problema, por lo que no hay que prestarle demasiada atención.
Las hombreras son otro elemento importante. En las mochilas pequeñas o sin cinturón son los hombros los que cargan con todo el peso de la mochila, que se transmite a través de las hombreras.
Sin embargo en las mochilas con cinturón la función principal de las hombreras es estabilizar la carga y repartir el peso. En algunos casos podemos ajustarnos las hombreras de manera que hagamos recaer una pequeña parte de la carga sobre nuestros hombros, por lo que estos elementos tienen que tener la anchura (ni muy finas ni muy anchas) y el acolchado adecuado para que resulten cómodas.
Las cintas de ajuste complementan a las hombreras en la estabilización de la carga. La cinta del pecho es fundamental para evitar que la mochila se balancee, sobre todo si llevamos todo el peso en el cinturón.
La forma del cuerpo también es un elemento importante, ya que ha de ser capaz de lograr que el peso se transmita de manera vertical hacia el suelo, a la vez que mantiene la mochila lo más pegada al cuerpo. En general las mochilas con forma tubular cumplen mejor este requisito, aunque a cambio pueden llegar a ser demasiado altas si tienen mucha capacidad.
Talla
La talla es diferente del tamaño. Puede haber varias tallas de cada modelo; grande, mediano y pequeño. Otra cosa diferente es que podamos encontrarlas en las tiendas ya que muchas veces están se limitan a ofrecer distintos tamaños de mochila, obviando la oferta de tallas.
Sin embargo no hay que renunciar a que la longitud de la mochila se adapte a la longitud de nuestro torso. Para ello la mayoría de las mochilas cuentan con una serie de correas que permiten modificar la longitud de la misma para lograr un perfecto ajuste dorsal.
Para saber si la mochila que tenemos o queremos comprar es de nuestra talla hay que medir la longitud de nuestra espalda entre la base del cuello y la zona donde se juntan los huesos de la cadera.
Cómo cargar la mochila
Para poderle sacar partido a todas las características de nuestra estupenda mochila es necesario llenarla adecuadamente, distribuyendo la carga de manera que quede lo más cerca posible del eje longitudinal de nuestra espalda y la parte más pesada se localice a la altura de los hombros.
Es importante utilizar las cintas de compresión para ajustar y fijar bien la carga para que no se mueva y nos desequilibre.
Y como norma general…hay que intentar llevar el menor peso posible. En este sentido hay que hacer hincapié en la importancia de la calidad de nuestra mochila. Generalmente las mochilas buenas son pesadas, pero el mayor peso se ve compensado por la calidad del sistema, lo que en definitiva nos permite cargar mas peso con menor esfuerzo que el que nos exigiría una mochila de peor calidad.
Cómo ajustarnos la mochila
El ajuste dorsal para adecuar el tamaño de la mochila a la longitud de nuestra espalda es el único ajuste que, una vez hecho, no habrá que volver a tocar. El resto de los ajustes dependerá de la carga que llevemos en cada excursión.
Una vez nos hemos puesto la mochila lo primero que hay que ajustarse es el cinturón, de manera que no resbale sobre la cadera. A continuación se ajustan las hombreras lo suficiente para mantener la parte superior de la mochila cerca de la espalda.
Ya con los prismáticos en la mano solo te queda elegir donde ir para disfrutar con ellos, como por ejemplo a los espacios protegidos en Qnatur.
Seguirá…