Tener título universitario o un brillante historial profesional no garantizan que tengamos un buen político, pero reduce las probablidades de tener a canallas y a imbéciles en el poder. Es urgente que los ciudadanos nos plantemos ante esos partidos insensibles y antidemocráticos que tenemos y les exijamos que aprueben en las Cortes exigencias mínimas obligatorias para acceder a cargos y responsabilidades públicas, los que cerraría el paso a muchos ineptos e indeseables.
Todos cargo público debería aportar certificado de penales, titulo universitario, certificado de experiencia laboral en el mundo empresarial o autónomo, conocimientos avanzados de idiomas y un historial ético y decente, incluyendo el pasado fiscal. Además, deberán someterse a controles antidrogas y antialcohol, como se les practican a los conductores y a los deportistas de élite porque un político drogado puede hacer cien veces más daño que un conductor borracho o un atleta dopado.
Todas estas medidas no garantizan tener buenos políticos, pero incrementan enormemente las posibilidades y expulsa de las cúpulas de los partidos y de la carrera hacia el poder a muchos sinvergüenzas, canallas, rufianes, cretinos y mediocres.
¿Por qué los partidos políticos se niegan a establecer exigencias a sus cuadros y a los candidatos a ocupar puestos de responsabilidad en el Estados? Porque los partidos políticos españoles se nutren de mediocres y personas con graves deficiencias profesionales y éticas, que no podrían superar un sencillo test de competencia y preparación. Es muy fácil demostrar que el sistema políticos español, aunque nadie lo admita, está diseñado para que mediocres, cretinos y rufianes tengan vía libre y prosperen.
F. Rubiales