Todos tenemos una zona de confort. Hábitos que hemos adquirido que nos son fáciles de emplear.
Estos hábitos en un principio no los teníamos. Tuvimos que practicarlos de forma continua para llegar a adoptarlos.
Con esto se puede deducir que para mejorar en algo, cualquier cosa, debemos practicar y practicar, para convertir esto que queremos desarrollar, en un hábito, y nos deje de costar realizarlo.
Si queremos vencer un miedo, debemos enfrentarlo constantemente (practicar) para que por medio de las experiencias obtenidas, podamos mejorar tras cada intento y así se vuelva parte de nuestra zona de confort.
Si nos cuesta muchísimo levantarnos temprano, con la práctica y las estrategias que utilicemos para lograr levantarnos a una hora determinada, se nos volverá mucho más fácil hacerlo cada vez.
Si nos cuesta concentrarnos, al practicar el ser constantes y no distraernos ante cada tarea que hagamos, poco a poco nos será más fácil entrar en el estado de enfoque.
En resumen, cualquier cosa que hagamos, con práctica, se vuelve más fácil.
Pero...
¿Te has puesto a pensar en aquellas cosas que has practicado desde quien sabe cuando de forma inconsciente?
Llorar, Quejarte, Comer, Fumar, Tomar, Drogarte, etc., cada vez que tienes un problema.
Resistirte ante cada cambio que se quiera presentar.
Postergar las tareas pesadas.
Hacer o decir algo que una vocecita dentro de ti te susurra, para tener suerte o para que pase algo que quieres en una cosa determinada.
Etc., etc.
No todas las cosas que practicamos son buenas, muchas de ellas no lo son, y al practicarlas, nos volvemos "mejores" haciéndolas y se vuelven un hábito, un mal hábito.
Así es como sin darnos cuenta, arrastramos una gran cantidad de malos hábitos a lo largo de nuestra vida, que nos impiden progresar, nos generan muchísimos problemas innecesarios, poco productivos; y al final, remplazar estos hábitos, por la cantidad y lo aferrados que los tenemos, nos cuesta tanto que en muchos casos se quedan ahí para siempre.
Lo bueno, es que siempre hay una solución.
Lo importante es tener un buen por qué y querer cambiar. Medios para lograr nuestros objetivos, son muchos.
Lo que te recomiendo que hagas de ahora en adelante, es lo siguiente:
1. Haz una lista de tus malos hábitos
Piensa en qué cosas que haces día a día te retraen, te impiden crecer, dañan tu salud, desbalancean tu equilibrio.
Haz una lista lo más completa posible de todos estos malos hábitos.
Una vez la tengas lista, ordénala en orden de importancia (del peor hábito al menos peor).
2. Remplaza tus malos hábitos
Los hábitos , de por sí, no se eliminan, se remplazan.
Se remplazan por otros hábitos que te generen sensaciones similares a las que buscas con tu mal hábito pero que sean sanas y productivas.
Por ejemplo:
- Los fumadores fuman porque sienten que de alguna forma hacerlo les da fuerza, les da confianza y en algunos situaciones, los relaja, esto no es cierto, pero lo es cuando uno ya empieza a depender del cigarro. Y al no fumar por un tiempo, su cuerpo, debido a la adicción, lo pide, y si no lo tiene, se llena de ansiedad, estrés y un poco de desesperación. Si uno quiere dejar de fumar, debe remplazar este hábito por uno sano que genere las sensaciones de fuerza, confianza y relajación. Remplazar este hábito por comer chicles o caramelos, por ejemplo, no sería lo ideal, porque al poco tiempo estarías lleno de caries. Una buena solución sería practicar el hábito de la meditación cada vez que uno quiera darle gusto a su adicción (y así evitarla).
De la lista que hiciste, toma el primer mal hábito a remplazar.
Piensa en qué buen hábito puede remplazar a este mal hábito y crea un plan de acción de por lo menos un mes para crear el cambio.
En este plan de acción, plantéate disminuir progresivamente el hábito a cambiar y busca adoptar también progresivamente el nuevo hábito.
Te recomiendo que busques cambiar un hábito por vez. Mientras más te enfoques en cambiar un hábito, más rápido lo harás y menos te costará, a comparación de querer cambiar varios hábitos a la vez.
Muchos ignoran esto último. No se dan cuenta de lo importante que es. Piensan que pueden hacer todo de una y al final terminan volviendo a sus malos hábitos de la peor forma.
Si quieres aumentar enormemente tus probabilidades de éxito, cambia un hábito por vez, ten esto bien presente.
3. Sé consciente de los hábitos que adquieres
Empieza a ser más consciente de las cosas que haces. Interrógate. Piensa si está bien o está mal y las consecuencias que te puede traer en un futuro.
La mejor forma de ganar guerras es evitándolas.
Cada vez que sientas que lo que haces no está bien. Por más que tu orgullo, tus miedos o tu pereza quieran vencerte; mantente firme, y empieza a decidir conscientemente lo que haces.
Doma tu cerebro, no permitas que este te maneje a ti.
Empieza a tomar las riendas de tu vida para dirigirla al destino que tú mismo forjes.
Espero haberte ayudado
Jorge Villanueva
Creador de El Camino Medio