Dorothy vive feliz con su tía Em, pero cuando un regalo misterioso aparece su casa en su decimosexto cumpleaños, Dorothy descubre que tendrá la oportunidad de volver a la ciudad reluciente que la convirtió en una estrella. Dorothy se siente feliz ante la posibilidad de reunirse con sus antiguos amigos: el Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León Cobarde, pero pronto se da cuenta de que durante su ausencia Oz ha cambiado, y ella también. En esta ocasión, las baldosas amarillas la llevarán por un camino muy distinto, y durante su viaje descubrirá que la línea entre el bien y el mal se ha vuelto muy estrecha, por lo que ya no estará segura de en qué lado se encuentra ahora.
Esta es la precuela de Dorothy debe morir, en la que descubrimos cómo Dorothy se volvió mala y dejó de ser la niña dulce y la heroína que conocimos en nuestra infancia. La historia, que tan solo se lanzó en formato digital, es bastante corta, por lo que se leee muy rápido, en una tarde, por ejemplo, porque tiene un lenguaje sencillo y no se centra en complicaciones.
Al llegar a Oz, se reencuentra con sus amigos y con un nuevo personaje, Ozma, de quien tiene sus reservas y desconfía desde el principio, aunque intenta aceptarla. Con ella tendrá más de un encontronazo que hará que nos vaya mostrando poco a poco la nueva cara de Dorothy.
No quiero decir mucho más porque no quiero hacer spoilers, pero la verdad es que a mí me ha entretenido bastante y me ha dado muchas ganas de leer Dorothy debe morir, a ver si esa novela, que es más larga, también me convence y decido continuar con la saga. Os contaré por aquí lo que me parece.