Como enamorar a la chica de tus sueños

Por Eklipse

Antes de empezar cualquier catálogo de consejos para que conquistes a la mujer de tu vida, conviene dejar claro que la mejor recomendación que existe es que seas tú mismo. La naturalidad es la cualidad que más debes desarrollar para que tengas éxito en estas lides, por lo que, en realidad, cualquier accesorio más es completamente inútil. Pero no te preocupes, si lo que tú quieres es un decálogo de consejos para que esa chica tan especial caiga a tus pies, sigue leyendo. Poniéndolo en práctica, no dudes que la tendrás en el bote mucho antes de lo que te imaginas.
1.- Limpieza. Lávate, pero, de verdad, no te eches colonia y ya. No. Hay que lavarse en condiciones, para que huelas a limpio y el amor de tu vida no salga espantado por el canto de tus alerones. Hay que dejar claro un asunto: lavarse no es quitarse lo sucio. El toque de colonia, una vez limpito, se vuelve opcional. Toque, repito, no baños ni vahos de after-shave: la repulsión puede darse tanto por exceso como por defecto. Limpio, pero no empalagoso.
2.- Seguridad. Te tienes que meter en la cabeza que eres el chico más interesante y simpático del mundo, aunque, tú y yo lo sabemos, ni te acerques a ese perfil de chico ideal. Repite conmigo: "Soy el mejor y lo voy a conseguir". Quizás así logres engañarla.

3.- Vestuario. Ojo con lo que te pones, que te estoy viendo. No, esa camiseta a rayas naranjas ni es bonita ni está de moda, a no ser que los años 80 vuelvan sin pudor a las pasarelas de España, cosa que dudo. Lo mejor es buscar algo que te haga parecer elegante, pero informal.
4.- Sensibilidad. Como en la limpieza, tampoco te pases en esto. Las poesías de Bécquer o de Juan Ramón Jiménez son el perfecto ejemplo de cómo buscar el fracaso: lo decimonónico en cuanto al estilo no mola en los tiempos que corren. Aun así, disimula un poco de sensibilidad y dulzura en todo lo que haces. Sí, lo importante, como puedes ver, es dejar de lado la testosterona y hacerse con algún kilito de estrógenos.
5.- Dialéctica. Desarrolla tu discurso de tal modo que encandiles con las palabras y escondas el fondo detrás de la forma. Así, tus maquiavélicos planes se verán eclipsados por una maravillosa apariencia de enamorado, que es lo que han practicado a lo largo de los siglos todos los galanes de la historia, como Don Juan, Casanova o Arturo Fernández.
6.- Saber escuchar. O aparentarlo. Lo mejor es poner cara de interesante mientras la chica te cuenta sus batallitas. Es lo que más aprecian las mujeres: un hombre que sepa escuchar y sea buen conversador, porque dos no hablan si uno no quiere.
7.- Detalles. Hay unanimidad en el sector femenino del Rincón del Vago en que lo que más seduce es un hombre detallista, que se fije en ellas, que se acuerde de las fechas señaladas, que las sorprenda con flores... Tampoco te pases y atosigues a piropos a la chica en cuestión. Como en todo, hay que encontrar un término medio.
8.- Educación. Relacionándolo con la sensibilidad, hay ciertos detalles que no se te deben pasar, como tener cuidado con el lenguaje (a no ser que sea ella la que hable como un camionero), con los mecanismos fisiológicos del ser humano, etc.: conviene que olvides cualquier demostración pública de expulsión de gases corporales, por ejemplo.
9.- Originalidad. No seas un seta e innova en tus costumbres. No hagas que la relación se convierta en un monótono suplicio o una aburrida rutina y sorpréndela haciendo algo nuevo. Asimismo, cuando asaltes al ser amado, no se te ocurra decir "¿Estudias o trabajas? En la sección de piropos tienes multitud de ejemplos con los que puedes ser original.
10.- Sinceridad. A pesar de todo lo dicho, olvida las apariencias. Como he señalado al inicio del reportaje, lo principal es que seas tú mismo y que seas sincero; difícil empresa, la verdad. Aun así, inténtalo. Si no le gusta cómo eres en realidad, la frivolidad y los consejos anteriores pueden servir de bien poco. De todas formas, ya sabes que el mar está lleno de peces. Sólo me queda desearte mucha suerte, que es lo que un hombre siempre necesita cuando se adentra en el universo misterioso de la feminidad.