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La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la cosa más fácil, hablar mal de los demás - Epicteto
Lo siento, te he engañado. No, no voy proponerte que seas un tarugo en un ring de boxeo, y que recibas golpes sin parar hasta que el otro se canse
Es curiosa la mayor importancia relativa que la damos a algunas cosas. Sobre todo cuando no debería ser así, o al menos deberíamos ser capaces de tomarlo en su justa medida. Por desgracia, nuestro cerebro no parece funcionar así y se siente atraído hacia ellas. Me refiero en concreto a las opiniones negativas y al excesivo peso que pueden tener en nosotros.
Cuando uno hace un trabajo y este es expuesto en público, mi experiencia tanto como lector u oyente, es que nos ponemos a buscar el fallo de quien expone, por defecto. Aunque deberíamos pensarlo dos veces antes de criticar el trabajo de los demás, es casi inevitable. De hecho, que critiquen tu trabajo es muy positivo, siempre y cuando sepamos cómo encajarlo, la crítica sea constructiva y podamos pasar a la acción para hacer alguna mejora.
En el post de hoy me gustaría compartir con vosotros algunas ideas para identificar las críticas realmente útiles, minimizar el excesivo impacto de las inútiles, y saber cuáles podrían ser los siguientes pasos que nos hagan crecer a partir de ellas.
Este post lo escribo a raíz de una serie de sucesos de la blogosfera que me han llamado la atención. Hace poco, Antonio Turiel, profesor universitario e investigador al que entrevisté sobre el PeakOil, decidió cerrar los comentarios en su blog cansado de tener que hacer frente a una riada de comentarios negativos que le afectaban. Roger Senserrich, escribió un polémico artículo sobre el accidente de la fábrica de Bangladesh que recibió cientos de comentarios negativos. Por último, yo mismo, en mi colaboración con Directo Al Paladar, también he recibido unos cuantos sobre mi crítica del programa de Salvados sobre Alimentación.
Comento esto como introducción porque es un caso común y aunque esto se refiere a blogs, ocurre en cualquier ámbito y hay patrones comunes.
Identificar las críticas realmente útiles
Diría que uno detecta casi inmediatamente las críticas útiles, pero no es cierto. A veces, una crítica es muy acertada, pero a la vez, molesta mucho que nos la hagan porque toca una parte de nuestro trabajo o personalidad con la que sabemos que tenemos un problema. Eso duele, o “la verdad ofende” y puede llevarnos a negarla.
Si la crítica es a la persona (“ad-hominem“) y si esa persona no nos conoce de nada, como pueda ser un comentario anónimo en un blog, entra de lleno en la categoría de inútil, y deberíamos etiquetarla y tratarla como tal.
Si la crítica es al argumento, y esta está formulada con respeto y señalando aspectos concretos, deberíamos ser capaces de procesar esa información y contrastarla con nuestros argumentos. Ahí puede haber información valiosa para nosotros y para nuestras ideas. Si la crítica es hacia un aspecto de nuestra personalidad, y viene de alguien con quien interactuámos con regularidad, nos va a molestar seguro, pero hay que poner atención, porque puede tener información útil.
Minimizar el impacto de las inútiles
Una crítica inútil es aquella que solo busca hacer daño al autor de un trabajo pero apenas ofrece información o acciones que se puedan tomar y que nos ayuden a mejorar. Si la persona nos conoce, y la crítica es de ese tipo, es muy probable que el origen de la misma, tenga más que ver con una situación de envidia que con lo que realmente dice. La mejor forma de identificarlas es contrastándola con otras personas que te rodean. Por su reacción al leerla sabrás si realmente tiene fundamento. Una vez hecho esto, verás como su importancia relativa baja mucho y deja de dar tantas vueltas en tu cabeza.
Si la persona no nos conoce y nos hace una crítica inútil podemos tratar de ignorarla pero esto cuesta más de lo que parece. Las críticas negativas se pegan en nuestro cerebro y no me extraña que haya quienes cierran los comentarios de su blog, porque realmente duele leerlas, aunque sean irrelevantes. Uno se siente forzado a responder a todas y eso drena nuestra energía. Hazte la siguiente pregunta, “¿Podría estar haciendo algo mejor para los que me rodean y para mi mismo, si no estuviera respondiendo a este crítica inútil?” La pregunta es casi la respuesta.
Siguientes pasos para crecer con las críticas
Si la crítica ha sido útil, tanto para nuestra forma de ser, como para nuestro trabajo, hay que dejarla madurar. Es un proceso lento y costoso, porque reconocer los fallos cuesta mucho si son propios. Si es sobre el trabajo, lo mejor que podemos hacer es revisar lo que hemos hecho mal, y definir unos pasos para que no vuelva a suceder lo mismo, o corregir el error. También puede ocurrir que tengamos que disculparnos, hacerlo nos liberará.
Si es sobre nuestra forma de ser o actuar, el cambio será más complicado y lo mejor que podemos hacer es pedir ayuda a la persona que nos ha hecho esa crítica para mejorar. Se trata de usar las técnicas de Aikido con uno mismo. “Oye fulanito, sobre esto que me comentaste el otro día acerca de X ¿cómo crees tu que podría mejorar? Yo he pensado en Y, pero me gustaría saber tu opinión”. Esto así escrito es millones de veces más fácil de leer que de hacer, pero es tremendamente potente y liberador una vez hecho. Hazlo.
Cómo responder a las críticas
Aquí es muy fácil dejarnos llevar por respuestas muy emocionales sobre todo cuando son ataques “ad-hominem“. No entres en ese juego, NUNCA. Es mucho mejor decir “Puesto que no nos conocemos, rogaría que para sacar algo positivo de este debate, nos centráramos en argumentos contrastables. Será mucho más productivo para el resto de lectores”.
En una crítica directa y personal es mucho más complicado y podemos quedarnos noqueados. Dependerá mucho de la situación y de la preparación previa de la misma. Una cosa sí que puedes tener clara, si la crítica es personal, por parte de cualquiera y crees que debería estar teniendo lugar en privado, CORTA LA SITUACIÓN EN ESE MISMO MOMENTO. Nadie tiene derecho a opinar sobre nosotros en público, sea quien sea, simplemente para ridiculizarnos. “Perdona, comprendo tu postura, pero creo que deberíamos continuar esta conversación en privado”.
Lo que siempre hay que tener en cuenta
Las características de tu medio, del medio en el que recibes la crítica. No es lo mismo recibir críticas por un post en un blog, que por un aspecto concreto de tu trabajo. Ten esto en cuenta. Mantén las prioridades y actúa sobre lo que realmente va a suponer un efecto en tu vida.
En un blog, o en internet, el número de personas que se animan a poner comentarios es ínfimo, respecto al total de lectores. Además, de los que comentan, es posible que haya un sesgo importante en aquellos que se han sentido molestos o en desacuerdo contigo. Fíjate en los grandes números. En mi artículo de DAP tuve algunos comentarios negativos, pero más de 300 “Me gusta” en Facebook, bastantes RTs en twitter positivos. Hay que relativizar.
En tu trabajo deberías poner mucha más atención a las críticas, porque es un medio en el que realmente sí nos conocen. De hecho, mostramos rasgos de nuestra personalidad que desconoce nuestra propia familia o amigos, y sobre los que única forma de tener información es ahí.
Por supuesto, en el entorno personal siempre se puede discutir y que merezca la pena, y sacar conclusiones muy positivas de una crítica, pero también juegan aspectos emotivos que pueden ser complicados de superar. Aquí, familia y amigos pueden ser también un apoyo.
Por último, y no menos importante, hay que ser consciente de que “donde las dan, las toman” cuando uno hace un trabajo en público no puede esperar que todos le aplaudan, hay que ir haciéndose fuerte y ser consciente de que si tu criticas también lo pueden hacer los demás, y que te puede doler, igual que lo que tu dices puede molestar a los demás. Get over it! No te preocupes, con el tiempo, y estos consejos lo irás llevando mejor.
Al fin y al cabo a Rocky Balboa, se pasó dos películas enteras encajando golpes hasta que su amigo Apollo le enseñó a esquivar
¿Cómo encajáis vosotros las críticas y qué recomendáis?