La muerte del esposo o la esposa produce una gran tristeza, inestabilidad y ansiedad emocional a cualquier edad. El que sobrevive atraviesa un período de duelo lento que suele tener muchas de estas fases para enfrentarse a la muerte del cónyuge:
Desesperación y Recuperación
Tras la muerte del cónyuge, la primera respuesta normalmente es un shock. La persona se siente insensible, desesperanzada y se niega a aceptar la realidad de su ausencia. El dolor viene después y se manifiesta en tres etapas.
Primera etapa del duelo
Empieza a sentirse agitada, deprimida, temerosa, oprimida, por un intenso dolor y propensa a sufrir brotes de angustia que rozan el pánico. Estos sentimientos parecen ser el resultado del fuerte impulso de buscar al cónyuge muerto y de la consciencia de que esa búsqueda es inútil. Esto llevado al extremo puede desembocar en desesperación.
Segunda etapa del duelo
Se denomina así, cuando la depresión dura hasta que empieza la recuperación y esta se hace lenta dependiendo de la persona. El dolor puede no ser constante y producirse en ocasiones puntuales cargadas de recuerdos, como los aniversarios o fechas importantes apara la pareja.
Acaba el duelo
Ser capaz de recuperarse es la ultima etapa del duelo y la más importante para seguir con su vida. La recuperación exige de la persona tres cosas:
- Aceptar a nivel mental la muerte de su cónyuge, es decir, que busque una explicación positiva de la misma, encontrando incluso razones favorables a la muerte y de como sobrellevarla.
- Aceptar también a nivel emocional, ello significa aprender a neutralizar los recuerdos, para que no entorpezcan su funcionamiento en la vida cotidiana y en el día a día.
- Cambiar su identidad, esto es: que construya una nueva imagen de sí misma, en la que el cónyuge ausente forme parte de su pasado. Así, podrá iniciar compromisos con nuevas relaciones y hacer una nueva vida..