Cómo es Margot y El cuento de Margot

Por Letransfusion
En el primer blog de Letransfusión que sigue en línea (pero que pronto será importado a este) en la entrada dedicada a "Reír llorando" (http://letransfusion.wordpress.com/2008/02/25/reir-llorando-garrick-juan-de-dios-peza/) de Juan De Dios Peza han hecho la siguiente consulta:
Raquel Gomez Torcida
hermoso poema, quisiera leer uno que trata sobre el y sus hijos en una jugueteria y su hija Margarita bondadosa resignada ninguna ambicion concibe si algo le dan lo recibe y si no no pide nada,asi termina el poema,mi difunto padre lo recitaba mucho en mi infancia,deseo si alguien lo tiene recibirlo,con mil amores y estare muy agradecida,espero por alguien que aprecie los valores de la formacion de la familia y como influyen los padres en ella.
Así que desde este ya no tan nuevo blog le mandamos la respuesta. Además gracias a esta búsqueda me encontré con otro poema que me ha encantado y seguramente lo estaré compartiendo en el vagón. No se diga más y disfrutemos de estas dos joyas de Juan De Dios Peza.
Cómo es Margot
Una comedia del día,
Sin llanto y con regocijos;
Personajes: yo y mis hijos...
Teatro: la juguetería.
Tengo, cual es de rigor,
Una niña a cada lado,
Y el varón está sentado
Encima del mostrador.
Hay enfrente dos hileras
De bebés con labios rojos,
Blancas frentes, negros ojos
Y doradas cabelleras. 
Rifles, tambores, cornetas.
Vajillas de lujo y gala,
Muebles, espejos de sala,
Armarios de dos pesetas. 
Locomotoras sin par,
Coches de cuerda andadores,
Barcos, peces de colores,
Ballenas, en fin, ¡la mar! 
-Quiero -la mayor me grita-
Aquel niño en esa cuna...
Aquel armario de luna,
Esa alfombra y la casita. 
-Y yo -agrega Juan- no quiero
Más que un fusil, un cañón,
Una pistola, un bastón,
Un sable, un cinto de cuero, 
Una lanza, una bandera,
Una coraza, una gola.
Aquella caramañola,
Mi kepi y mi cartuchera. 
Y prosigue la mayor:
-Pues yo quiero solamente
Esa lámpara, esa fuente,
Muebles para el comedor. 
Dos cuadros, cuatro cortinas.
Tres sartenes, un brasero,
Dos candiles, un plumero,
Un gallo con sus gallinas. 
Un ratón de cuerda, un gato,
Un... -¡Basta! ¿y tú, Margarita?
Callóse la pobrecita,
Miró todo largo rato; 
Y con palabras sinceras
Y natural regocijo,
Alzó su rostro y me dijo:
-¡Yo papá, lo que tú quieras! 
-No; di tu antojo, alma mía.
Y agregó, alzando las manos:
¡Ya pidieron mis hermanos
Toda la juguetería!... 
-¿Y no quieres nada? -No!
-Algo pide. -¿Y si estás pobre?
Lo que dejen, lo que sobre
Eso me lo llevo yo... 
-¡Pobrecita! ¡Pobrecita!
Dije, y la besé en la frente. ..
Y no exagero: realmente
Es asi mi Margarita. 
Bondadosa y resignada,
Ninguna ambición concibe:
Si algo le doy, lo recibe.
Y si no, no pide nada.
El Cuento De Margot 
Vamos, Margot, repíteme esa historia
que estabas refiriéndole a María,
ya vi que te la sabes de memoria
y debes enseñármela, hija mía.  
-La sé porque yo misma la compuse.
-¿Y así no me la dices? Anda, ingrata.
-¡Tengo compuestas diez! -¡Cómo! repuse,
¿Te has vuelto a los seis años literata?  
-¡No, literata no! pero hago cuentos...
-No temas que tal gusto te reproche.
-Al ver a mis hermanos tan contentos
yo les compongo un cuento en cada noche.  
-¿Y cómo dice el que contando estabas?
-Es muy triste, papá, ¿qué no lo oíste?
-Sólo oí que lloraban y llorabas.
-¡Ah! sí, todos lloramos; ¡es muy triste!  
Imagínate un niño abandonado
de grandes ojos de viveza llenos,
rubio, risueño, gordo y colorado
-Como mi hermano Juan, ni más ni menos.  
Figúrate una noche larga y fría,
de muda soledad, sin luz alguna,
y ese niño muriendo, en agonía,
encima de la acera, no en la cuna.  
-¿En las heladas lozas? -Sí, en la acera.
Es decir, en la calle... ¡Qué amargura!
-Hubo alguien que pasando lo creyera
un olvidado cesto de basura.  
Yo pasaba, lo vi, bajé mis brazos
queriendo darle maternal abrigo
y envuelto en un pañal hecho pedazos
lo alcé a mi pecho y lo llevé conmigo.  
Lloraba tanto y tanto el angelito
que ya estaban sus párpados muy rojos...
y a cada nueva queja, a cada grito
el alma me sacaba por los ojos.  
Me lo llevé a mi cama: entre plumones
lo hice dormir caliente y sosegado...
¡Cómo hubo en este mundo corazones
capaces de dejarlo abandonado!  
¡Ay! yo sé por mi libro de lectura
que estudio en mis mayores regocijos,
que ni los tigres en la selva oscura
dejan abandonados a sus hijos.  
¡Pobrecito! yo sé su mal profundo,
le curo como madre toda pena;
parece que este niño en este mundo
no es hijo de mujer sino de hiena.  
De mi colchón en el caliente hueco
duerme para que en lágrimas no estalle;
y llorando Margot, mostró el muñeco
que en cierta noche se encontró en la calle. 
Les dejo los enlaces donde encontré estos poemas:
http://www.los-poetas.com/l/peza1.htm
http://www.escolar.com/lecturas/poesia/poemas-10/como-es-margot.html
Saludos y espero pronto seguir con más actualizaciones.