La piel es el órgano más grande que la especie humana posee.
Cumple funciones importantísimas como, función protectora frente a agentes externos y de barrera, permite recibir información del exterior y además informa de posibles enfermedades en nuestro medio interno.
Su grosor varía en función de la localización, por ejemplo, es más fina en los parpados y más gruesa en las planta de pies y manos.
El color de la piel se debe a la melanina que existe en melanocitos y queratinocitos.
A menudo te habrás preguntado qué tipo de piel tienes.
Muchas veces es difícil catalogar la piel en A, B o C y además la piel no es estática, tu piel fué grasa pero acabará seguramente siendo seca.
Existe una clasificación básica que te ayudará a encuadrar tu piel y posteriormente saber cómo cuidarla. Es la siguiente:
Piel normal: Sería el tipo de piel ideal, textura suave sin espinillas, ni poros abiertos y sin áreas secas. Habría un equilibrio perfecto entre el sebo y la actividad hídrica. Esto hace que la función barrera sea la correcta. Es uniforme, lisa, elástica, sin brillos. El cuidado es sencillo, requieren limpieza diaria y tonificación. La limpieza se puede realizar con leches limpiadoras que arrastan restos de suciedad, maquillaje y polvo o también con un jabón sin detergentes o syndiet para terminar con una loción tónica que refresque y culmine la limpieza. Además necesitan hidratación para conservar sus características.
Piel grasa: Su punto diferenciador es que posee una sobrepoduccion de sebo, lo que deriva en poros abiertos, espinillas y puntos negros. Es habitual en la etapa adolescente cuando los cambios hormonales promueven este exceso de producción de grasa, pero no exclusivo de ésta. Es un error pensar que este tipo de piel no necesita hidratación. Se distinguen tres tipos de piel grasa Piel grasa seborreica: De aspecto brillante, textura untuosa, superficie sin escamas, poros perceptibles abiertos, que tolera el jabón y resiste los cambios climáticos. Piel grasa deshidratada: Con un aspecto brillante pero opaco, textura aspera, superficie escamosa, poros perceptibles abiertos en la zona central de la cara, que no tolera el jabón y tampoco los cambios climáticos. Piel grasa asfíctica: Posee un aspecto brillante en unas zonas y mate y marchito en otras. Su textura es ligeramente áspera en zonas no seborreicas y algo untuosas en zonas seborreicas. Presenta poros cerrados con quistes sebáceos y comedones. No tolera el jabón sobre todo si es astringente y no resiste los cambios climáticos. Se llega a ella por la utilización errónea de productos cosméticos.
Estas pieles necesitan a la vez que hidratación un tratamiento seborregulador. Una correcta limpieza a diario en ellas es muy importante para eliminar restos de maquillaje, contaminación y exceso de células muertas que pueden empeorar la tendencia acneica. La limpieza diaria se puede realizar con limpiadores al agua por ejemplo, dos veces al día. Es buena costumbre realizar también semanalmente una limpieza más profunda con mascarillas adsorbentes, puesto que la idea principal es retirar exceso de grasa y suciedad que pueda taponar el poro. En cuanto a las cremas a utilizar, éstas deben ser libres de grasas o más conocidas como “oíl free”. La forma galénica más apropiada seria la forma gel. Evitar cremas muy nutritivas o grasas.
Piel seca: este tipo de piel presenta un aspecto opaco y con tendencia a descamarse. La piel seca necesita muchos cuidados puesto que en ella se forman arrugas y se marcan las líneas de expresión con mayor facilidad. Existe perdida de flexibilidad y elasticidad. Este tipo de piel presenta una pérdida de agua importante en el estrato corneo con lo que la función barrera está debilitada. Recomendaciones: utilizar fórmulas hidratantes ricas y protectoras que aliviarán el picor y la sensación de tirantez que presentan, le devolverán la elasticidad y flexibilidad perdida. Se pueden utilizar formulas nutritivas por la noche y cremas con agentes antiarrugas por el día. También es importante recordar que una buena hidratación interior (beber agua) se transformará en una buena hidratación exterior.
Piel mixta: Aquí encontramos zonas secas y zonas grasas y sería necesario tratar las zonas por separado si el contraste es muy acusado. Distinguimos la zona T (frente, nariz y barbilla) donde el exceso de grasa es más importante y en el resto del rostro la piel es más seca.
Piel sensible: esta piel es la más delicada, ligeramente seca y se irrita con facilidad. Cualquier cambio climático o cosmético puede causar una importante irritación. Este tipo de piel necesita productos especialmente concebidos para ellas,hipoalegenicos e inocuos.
Por último, recordar lo importante que es proteger la piel de los rayos solares; por ello siempre es recomendable que nuestras cremas posean un buen filtro solar y de índice suficiente.