¿Cómo estudiar en verano sin convertirse en vampiro?

Publicado el 12 julio 2018 por Carlosgu82

Hace unos días se terminó el curso académico para la mayoría de universitarios (sí, ¡en la Uni a veces se acaba a principios de julio!). Ha llegado la hora de disfrutar del Sol, de la playa, del deporte, de la lectura, de la cama (no me seáis mal pensados), y de otras tantas cosas que durante el transcurso del curso académico nos vemos muchas veces obligados a limitar o eliminar (a parte de que es difícil tumbarse y tomar el sol a la orilla de la playa en diciembre). Pero, ¿qué ocurre si tenemos que estudiar para septiembre?

Ya sea porque no se ha trabajado lo suficiente durante el curso (a algunos les encanta vivir al límite, y estudiarse 200 páginas la noche antes de un examen), o porque no se ha llegado a entender bien una materia y se ha suspendido el examen (o porque a pesar de haber estudiado mucho, el profesor ha decidido que había que ser experto en la materia para aprobar su examen, ¡qué también ocurre!), no es nada infrecuente (ni malo) que muchos estudiantes nos veamos obligados a compartir el bañador y la sombrilla con los libros y los subrayadores, y no, no se suelen llevar nada bien. 

En estas circunstancias, suelen observarse dos tipos de comportamientos:

  1. Estudiante A. “¡No voy a dejar que los estudios me arruinen mi verano! Descansaré (que me lo merezco), y ya cuando haya disfrutado me pongo a estudiar”.
  2. Estudiante B. “¡No voy a dejar que el verano arruine mis estudios! Debo estudiar al máximo para sacar el curso, diré que no a todos los planes y ya disfrutaré el verano del próximo año (porque el año que viene voy a llevarlo todo al día, cómo no).”

Según vosotros, ¿a cuál de los dos estudiantes le espera mayor gloria? Pues sí, seguramente los dos fracasen estrepitosamente. El estudiante A por autoengañarse en que “sólo se tomará un descanso” y que se pondrá a estudiar duramente pasadas unas semanas. Probablemente se “enfríe” su hábito de estudiar adquirido en el periodo de exámenes que pasó en junio, y junto con “los descansitos” que se va a pegar en esas semanas, cuando se venga a dar cuenta será 25 de agosto y no habrá empezado. El estudiante B, por su parte, es el polo opuesto: decide sacrificar todo descanso y diversión para seguir forzando la maquinaria, y probablemente acabe quemado, amargado y desmotivado antes de que termine el mes de julio; y si consigue llegar a septiembre vivo, no estará en las mejores condiciones de enfrentar un nuevo curso con energía.

Aurea mediocritas. Probablemente, como decía Aristóteles, la virtud, o el éxito en este caso, esté en el término medio.

Aquí te enumero los que, según mi humilde, aunque experimentado criterio (he conocido más veranos con libros que con bañador), son los puntos más importantes a tener en cuenta si quieres llegar a septiembre morenito, con la mente despejada, y ¡los exámenes aprobados!

  1. Organízate. Si algo es importante en la vida de un estudiante (y de cualquier persona en general) es saber organizarse. A veces, una cantidad ingente de tarea bien organizada parece mucho menor. Por ello, tu mejor aliada para este verano será una buena agenda. Mi recomendación es que cada mañana al levantarte, mientras tomas el desayuno por ejemplo, visualices todo lo que tienes que hacer hoy y lo organices en tu agenda para cubrir las horas lo más efectivamente posible. Al principio cuesta pero, ¡la experiencia hace al maestro!
  2. Limita el tiempo. Según enuncia la ley de Parkinson: “el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine”. Es decir, si no acotas temporalmente el tiempo del que dispones para realizar una tarea, tu cerebro se distraerá y perderá la concentración por asumir que tiene “todo el tiempo del mundo” para acabar la tarea. Define lo que tienes que hacer en el día, y calcula el tiempo estimado que te llevará cumplir cada cosa; y lo más importante: intenta cumplir los horarios que tú mismo te marcas.
  3. Optimiza el estudio. Todos estamos de acuerdo en que lo ideal es estudiarlo todo desde el primer hasta el último tema, pero seamos sinceros: normalmente no todos los temas de una asignatura tienen la misma importancia de cara a un examen: hay cosas en las que el profesor incide más, y otras a las que no le da prácticamente importancia. Y es que en la vida casi todo sigue el Principio de Pareto, que asegura que “el 20% de los esfuerzos produce el 80% de los resultados”. Por ello, y más si tu tiempo es limitado, trabaja de forma inteligente y organiza tu tarea de mayor a menor importancia, de forma que si no te da tiempo a cumplir al 100% con tu tarea, lo que se queda sin hacer es lo menos importante.
  4. Haz deporte. El ejercicio físico es uno de los mejores ansiolíticos naturales, y además ayuda a despejar la mente y hacernos sentirnos bien, activar la circulación sanguínea, oxigenar bien nuestros tejidos y órganos, y una multitud más de beneficios (algún día os escribiré más acerca de esto). No se le da casi nunca la importancia que se merece, pero el deporte es uno de tus mejores aliados. Reserva entre 45 y 90 minutos al día para ejercitarte de la forma que más te guste (se trata de divertirse y sentirse bien, no de hacer algo que odies). Además, seguramente agradecerás mantenerte en forma para los días de playa, ¿no?
  5. Disfruta. ¡Es verano, no lo olvides! Recuerda que en cuestión de concentración y memoria, más no es mejor. De poco te servirá encerrarte y no hacer nada que te apetezca fuera del estudio, salvo que tu objetivo sea agotarte, desmotivarte y, finalmente, perderte en el camino que tan bien habías empezado. Ajusta tus horas de trabajo de acuerdo a la envergadura de tus tareas (para eso tienes los puntos 1. y 2.), pero no pases de 6-7 horas de estudio diarios, salvo que sea estrictamente necesario. Nuestra mente necesita compaginar una buena dosis de trabajo con una buena dosis de diversión y descanso para mantenerse en equilibrio y estar optimizada al máximo. Si te organizas bien, puedes terminar el estudio muy pronto, y dejar muchas horas al día para disfrutar del verano, de los amigos, o de Netflix tumbado en la cama, si es lo que te alegra la vida.

Espero que estos consejos te sean útiles, y que consigas lo que te hayas propuesto para este verano. Si conoces otros consejos que puedan servir de ayuda, ¡no dudes en dejarlos por los comentarios!, seguro que todos podremos aprender de ellos.