¿Cómo evitaban los bebés egipcios y romanos? Métodos anticonceptivos en la Antigüedad

Publicado el 26 noviembre 2018 por Ad Absurdum @AdAbsurdumBlog

La idea del preservativo a muchos se nos antoja bastante moderna, y efectivamente lo es porque el condón de látex no se inventó hasta 1920. Sin embargo, esto no quiere decir que en la antigua Roma o el antiguo Egipto no existieran métodos anticonceptivos. Desde luego los había, y su variedad y tipología te sorprenderán…

Tendemos a contemplar las culturas antiguas como algo completamente lejano, cuyos habitantes tenían unas preocupaciones muy distintas a las nuestras. Y nada más lejos de la realidad. Los humanos del mundo antiguo sentían y padecían como nosotros, querían practicar sexo tanto o más que nosotros, pero también conocían los inconvenientes que podían traer consigo los hijos. Así que tuvieron que idear formas de evitar los embarazos sin renunciar a los placeres de la carne.
Por supuesto, conocían el coitus interruptus (no en vano, lleva su nombre en latín), tal y como recoge en sus textos el que hoy está considerado como uno de los padres de la ginecología, Sorano de Éfeso.
Aunque en la actualidad todos los sexólogos, ginecólogos y demás especialistas rechazan esta práctica (y con razón, dada la poca fiabilidad), en el siglo II d. C. Sorano la recomendaba. Sin embargo, incluso en esto queda patente el machismo propio de épocas pasadas, pues según él era responsabilidad de la mujer retirarse a tiempo, contener la respiración y, en cuclillas, provocarse un estornudo. De esta manera evitaba que el semen entrase y, con el estornudo, expulsaba a los soldaditos que hubieran actuado de avanzadilla.

Tremenda imagen de una joven abortando.

Poca broma con el tema del estornudo, que en muchos escritos médicos de la Antigüedad aparece, no solo para estos menesteres, sino también para otros tan diversos como, por ejemplo, ayudar en el parto a expulsar al bebé.
El coitus interruptus es un método bastante intuitivo (a la par que poco efectivo), así que a nadie sorprenderá que ya lo conociesen en la Antigüedad. Sin embargo, también eran capaces de fabricar productos anticonceptivos.
Si nos trasladamos al antiguo Egipto, allí nos encontramos una serie de papiros que abordan cuestiones médicas. Uno de ellos, el Papiro Ebers, nos habla de un método anticonceptivo que decían que era capaz de mantener alejadas a las criaturas del vientre materno hasta tres años.
Consistía en hacer un mejunje de puntas de acacia, dátiles y miel que se impregnaba en un tampón y se introducía en la vagina. Desde nuestro punto de vista, veremos en esto un punto absurdo, de superstición más que de ciencia. Sin embargo, nos explican los científicos que la acacia contiene goma arábiga, un polisacárido que puede actuar como espermicida. No obstante, no lo prueben en casa.

La goma arábiga manteniendo alejados a los espermatozoides.

Sin abandonar aún Egipto, hay que decir que el Ebers no es el único papiro que aborda estas cuestiones. También el Papiro de Petri y el de Kahun lo hacen. En este último se nos habla de otro mejunje hecho a base de leche agria, excrementos de cocodrilo y miel. ¿Ves por qué decimos que no lo pruebes en casa? Quizá existan hoy métodos más higiénicos. Pero de nuevo nos dicen los expertos que los excrementos y la miel pueden actuar de espermicidas.
Y es que tendemos a pensar que las civilizaciones del pasado estaban compuestas por completos ignorantes que nada sabían del cuerpo humano. Pero en realidad sabían más de lo que nos creemos, y por ejemplo, hoy sabemos que las mujeres egipcias sabían que alargando el período de lactancia de un hijo podían espaciar más los embarazos. Eso sí que era planificación familiar.
De vuelta a Roma, hay que hacer justicia al pobre Sorano, que lo señalamos como padre de la ginecología pero solo dijimos de él que conocía el coitus interruptus. A decir verdad, Sorano también recoge en sus escritos mejunjes parecidos a los planteados por los egipcios. En su caso, él recomendaba mezclar aceite de oliva, miel y resina de cedro. De nuevo, la resina y la miel podían tener algún efecto sobre el esperma.
De la misma manera, era habitual el consumo de infusiones de hierbas como la ruda, semillas de distintas plantas, el mirto o la mirra (¿querría el rey Baltasar mandar un mensaje a la virgen María?).

Venga, vamos a decir lo que muchos estáis esperando: no eran tan listos como decimos, porque aunque es cierto que algunos expertos dicen que estas plantas, en efecto, pueden cumplir funciones anticonceptivas, lo cierto es que en la mayor parte de los casos no funcionaban y muchas de ellas no tenían ningún tipo de propiedad. Sin embargo, no deja de ser sorprendente que conocieran plantas con compuestos capaces de actuar como espermicidas.

¿Y qué decir del DIU? ¿Pensabas que era moderno? Pues tampoco. En este caso es otro médico ilustre de la Antigüedad, por no decir el más ilustre, el que ya conocía este método: Hipócrates de Cos.
Pues sí, el padre de la medicina sabía perfectamente que al introducir un objeto en el útero se evitaba el embarazo. En el caso de Roma uno de esos objetos era una bola de lana que se introducía en la vagina empapada en vino, miel, resinas u otras sustancias similares.
No obstante, es cierto que existía un gran componente de superstición en lo que a estos temas se refería, puesto que uno de los «métodos» más empleados por los romanos fueron los amuletos según recoge Plinio en sus escritos. Sin embargo, los propios científicos de la época, de nuevo Sorano, desaconsejaban con buen criterio su uso.
Terminamos con una moraleja: aunque creemos que todo es producto de tiempos recientes, que los problemas de hoy no son los de ayer, y que todo cuanto ocurre en la actualidad es novedoso, se nos olvida que a nuestras espaldas llevamos miles de años de existencia de seres humanos con los mismos sentimientos, ideas y preocupaciones. Y si no, que se lo digan a quienes vivieron los tiempos de Lucio Cornelio Sila, que durante su dictadura (82 a. C. - 79 a. C.) llegó a prohibir el uso de métodos anticonceptivos y el aborto, preocupado por las bajas tasas de natalidad.
  • Blázquez Martínez, José María (2000). "Los anticonceptivos en la Antigüedad clásica". En Actas del segundo seminario de estudios sobre la mujer en la antigüedad (Valencia, 26-28 marzo 1998)
  • Iglesias Aparicio, Pilar (2003). Mujer y salud: las escuelas de medicina de mujeres de Londres y Edimburgo (Tesis doctoral). Universidad de Málaga.
  • Ángela, Alberto (2015). Amor y sexo en la Antigua Roma. La Esfera de los Libros.
  • Ramírez García, Bárbara (2005). "Ser niño en el Antiguo Egipto". En Historia National Geographic, nº12. RBA.
  • Parra Ortiz, José Miguel (2015). La vida cotidiana en el Antiguo Egipto. La Esfera de los Libros.
------

APOYA A AD ABSURDUM:Si lees nuestro blog, nos escuchas en radio o sigues nuestra actividad de la manera que sea, y además resulta que te gusta, puedes apoyarnos ahora mejor que nunca adquiriendo nuestros libros, Historia absurda de España e Historia absurda de Cataluña (pincha en el título para saber más). 

Por cierto, ahora también te puedes apuntar a nuestra lista de correo para que te lleguen todas las entradas y algunas que otras sorpresas (en la columna de la derecha, arriba).