Pequeños cortes, heridas al caer, magulladuras... Los niños llegan a una edad en la que raro es que no tengan algún corte o moratón, especialmente en brazos y piernas. Es sobre todo cuando empiezan a montar en bici o a jugar con el resto de niños a deportes de contacto cuando estas heridas se producen con mayor frecuencia, aunque también se las pueden producir cuando son más pequeños.
La primera vez que el niño llega con las rodillas sangrando se produce un gran alboroto en casa, aparecen antisépticos, vendas y gasas por doquier.
Pero dada la frecuencia con que se producen los padres acaban por quitarles importancia y muchas veces se soluciona con un poco de agua y la frase 'no pasa nada'. Esto es un error, es necesario que siempre que el niño llegue con una herida esta se atienda de la manera adecuada con el fin de evitar infecciones.
Cualquier herida, por pequeña que sea, puede infectarse
Hay heridas que pueden no parecer gran cosa pero que si se descuidan pueden acabar infectándose y provocar por tanto más molestias al niño. La infección se produce cuando los microbios entran en el organismo a través de este corte ya que la piel no lleva ningún tipo de protección. Cuando esto ocurre la herida no se cura y empeora.
Para que esto no suceda lo primero que hay que hacer ante una herida es limpiarla bien y utilizar un desinfectante o antiséptico desde el mismo momento que se produce. Esta cura se deberá realizar a menudo hasta que veamos que mejora. Es importante utilizar gasas en lugar de algodón ya que este último producto suelta fibras que pueden empeorar la herida.
Pese a todo hay ocasiones en que la herida se infecta, una herida infectada es fácil de identificar, está inflamada, enrojecida y supurante, además no se cura con el tratamiento. En los casos más graves puede presentar pus, además de provocar dolor y pinchazos en la zona. En este caso hablamos de microbios más resistentes por lo que habrá que extremar los cuidados. Si es una herida especialmente grave es necesario acudir al médico por si es necesario algún tipo de medicamento.
Casi todas las pequeñas heridas curadas en casa o en el colegio se curan bien
En general las heridas que se producen los niños acaban curando bien con los cuidados que se le dispensan en casa o en la escuela, siempre que incluyan un buen antiséptico. Pero hay que tener en cuenta una serie de cuestiones a evitar. No se recomienda el uso de alcohol, agua oxigenada, cremas o pomadas en las heridas, tampoco hay que extraer ningún cuerpo extraño que se haya clavado ni utilizar el algodón.
Hay otro tipo de heridas, como pueden ser las quemaduras o los cortes profundos, que precisan de una atención especial. Las quemaduras de primer grado, como las que puede producir el sol, requieren ante todo abundante agua, no hielo que también quema, en el caso de que la quemadura sea más grave, con presencia de ampollas o piel quemada, además de agua es recomendable acudir al médico, especialmente si el niño es pequeño. Lo mismo con los cortes, será el especialista el que mejor valore si es necesario poner puntos. Si no actuamos así e intentamos curar en casa estas heridas, es muy probable que acaben infectándose.