Cada día se producen más casos de obesidad infantil, por eso mismo hay que tomar una serie de medidas para conseguir que los niños no sólo no caigan en la obesidad sino también adquieran unos hábitos sanos.
Para evitar la obesidad infantil se pueden tener unos hábitos saludables de vida desde la propia infancia, evitando el sedentarismo y las actividades de ocio sin movimiento. Es necesario empezar a enseñarles la importancia del deporte y la actividad física. Este va a ser el principal problema al que se enfrenten a la hora de evitar la obesidad infantil, el sedentarismo.
Es necesario que los niños aprendan la importancia del deporte, pero también que adquieran buenos hábitos por medio de la alimentación. Para eso, desde sus primeros días en que pueda alimentarse de sólidos y vaya dejando la lactancia materna como único alimento, se le deben hacer papillas y purés naturales en base principalmente a frutas y vegetales. Se deben preparar alimentos sanos de manera divertida, para que la alimentación también entre por los ojos y a los niños les gusten las comidas sanas.
En la alimentación hay que ofrecer una variedad de alimentos en la dieta, incorporar cereales, patatas y legumbres, que las grasas no superen el 30% de la ingesta de alimentos diarios, evitar en la mayor medida de lo posible los alimentos ricos en azúcares simples y golosinas. El desayuno debe ser completo, pero el resto de comidas deben ser más ligeras, varias veces al día pero en menos cantidad.
Desde los primeros días hay que ofrecer los mejores hábitos sin excesos ni demasiados caprichos a los niños, para que poco a poco consigan adquirir los mejores hábitos y los mantengan con el paso del tiempo. Para ello, el aprendizaje debe ser divertido y emocionante para el bebé y el niño.