El corazón me latía a mil por hora. Cogí el teléfono y seleccioné el primer contacto de mi lista de Favoritos. Tras cuatro interminables tonos, escuché el "dime".
- Cariño, cariño, ¿a que no sabes qué? - dije eufórico. - ¡Me han llamado de Google! ¡Quieren entrevistarme mañana!
- ¡Que dices! ¡Enhorabuena! ¡Esta noche lo celebramos!
- ¡Yujuuuu! (por partida doble).
Luego llamé a mi madre, necesitaba contárselo también. No veas que orgullosa se puso: "¿nene entonces ya no se te perderá nada o cómo va eso del buscador?". Y, por último, bajé las escaleras y toqué a su timbre. ¿Quién es? Soy Víctor, el vecino de arriba!!. Ella abrió la puerta. ¡Por Dios! ¡No me hubiese importado esperar a que te peinases! ¿Y esa bata? ¿En serio? ¿La misma del otro día? ¿Qué coincidencia no? Seguro que justo hoy la has sacado de la lavadora y te la has "re-puesto". ¿Verdad?
Pues nada, que vengo a decirte que... ¡Google me ha llamado para entrevistarme!. (Ella se quedó ahí mirando, anonadada, no entendía nada, ada ada). Pero bueno, ya lo sabes tú también. ¡Que Google me ha llamado para entrevistarme!
¿Qué aconsejan los expertos para "evitar" caer en la pestaña promociones?
Una vez llegué al hotel donde decidieron entrevistarme, los saludos fueron más distendidos de lo que me esperaba. Algunos chiquillos en camiseta me ofrecían café con burbujas entre risitas. No entendía bien.
Me dijeron que la entrevista era distinta a lo que estaba acostumbrado (cosa que, por cierto, me esperaba) ya que se basaba en una única pregunta: ¿Qué harías para evitar que tus correos promocionales acabasen en la pestaña de promociones de Gmail?.
Bua, ¿en serio? Esperaba una entrevista más difícil. Resulta que hay un montón de información en Internet al respecto. Un montón de influencers y referentes del sector ya han escrito sobre ello y creo que hay hasta una checklist de "cuan promotabcionable" es tu email (ahora no la encuentro, pero igual es buena idea de hacerla...).
Así que decidí ponerme el mono de interesante y les conté los consejos que se sobre cómo evitar esa pestaña para nuestros mails - piopialo :
- No coloques más de un link. Varios links en un email es un indicador de que el email puede ser promocional o generado ya que, por norma general, éstos suelen incluir links a la web, redes sociales, etc., en la plantilla.
- No incluyas imágenes ni demasiado código HTML. Los corros promocionales suelen enviarse mediante una bonita plantilla, que incluye colores, formatos e imágenes para que quede muy bonita.
- No envíes los correos automáticamente mediante una campaña RSS. Las campañas RSS en MailRelay, Mailchimp o Aweber recogen automáticamente contenido de tu blog para enviárselo a tus sucriptores, siempre a la misma hora y con un formato muy similiar. Evita hacer esto.
- Menciona a al destinatario. Tanto en el campo "dirección de destino", en el asunto y en el principio del email, debes nombrar al destinatario, como si de una comunicación directa (y no automática) se tratase.
- Redacta el texto como si estuvieras escribiéndole un email de forma directa. Es decir, utiliza una estructura que se parezca lo máximo posible a cuando escribes a una única persona y que conoces. Empieza saludando y preguntando qué tal está para luego contarle por qué le escribes.
- No utilices llamadas a la acción claras. Si utilizas frases imperativas en mayúsculas, como "HAZ CLIC AQUÍ", enlaces de tipo "leer artículo completo" u otro tipo de texto que "cante" a contenido promocional, caerás en el agujero.
- No envíes ni una introducción a tu artículo ni el contenido completo sino una reseña más personal. Escribe en qué circunstancias has escrito el artículo o por qué envías el mail, como si le estuvieses contando un cotilleo o algo que has encontrado y quieres comentar (conversación) con el destinatario.
Sus caras eran un poema. Para concluir, les comenté que podría seguir contando consejos porque de lo que se trataba era de hacer los correos lo más parecido posible a un correo directo y ocasional para saltarse el "posiblemente" potentísimo motor de detección de Gmail.
El más bajito, que llevaba una camiseta de la estación cisne de la iniciativa Dharma, comenzó a hablar. Me dijo que últimamente estaban observando que muchísimos blogguers y marketers estaban cambiando su forma de enviar newsletters para evitar el filtro de promociones.
Los correos ahora no eran automáticos sino que se tomaban la molestia de redactarlos de forma manual para cada envío y que aplicaban muchos de esos consejos que acababa de citar. Parecían preocupados.
Por último, añadieron que el motivo de esta entrevista era que necesitaban una persona que les ayudase a mejorar el filtro para que no fuese tan fácil saltárselo.
Mi opinión sobre cómo funciona el filtro de promociones de Gmail
No me puse nervioso. Primero pensé en imaginármelos desnudos, pero eso sí que me ponía nervioso así que me limité a recordar la bata años 50 de mi vecina. Durante unos segundos estuve "haciendo el calentamiento cerebral" elucubrando sobre el valor que podría tener esa bata. ¿Era de su abuela? ¿La vio en un capítulo de Luz de Luna? No lo se, seguramente es que era muy suave y calentita.
Me decidí pues a hablar: "Creo que tenéis la sartén por el mango". El contenido no es vuestra mejor baza. Vuestra mejor baza es vuestra cuota de mercado. ¿Cuánta gente usa Gmail?. Hay diferentes fuentes, no lo tengo claro, pero calculo que más de un 33 % de usuarios. Por ahí andará la cosa.
Total, que basándonos en esa premisa, supongamos que alguien diseña el email perfecto, con todos los ingredientes para que no puedas identificarlo como promocional, y lo envía a su lista de 6.000 suscriptores. Eso significa que, en un instante, Gmail recibirá alrededor de 2.000 correos perfectos e indetectables provenientes del mismo servidor, con el mismo contenido (con ligueras - ligeras - variaciones) a 2.000 usuarios distintos. ¿No es eso indicador suficiente como para considerarlo "promocional"?.
Vale, hay muchos matices. Webs con mucho tráfico podrían enviar esa cantidad de emails sólo para confirmar suscripción de usuarios y esto no serían correos "promocionales". Pero serían "notificaciones". ¿Y si alguien envía un correo a 200 destinatarios, porque tiene 200 amigos, para convocarles a su fiesta de despedida? Bueno, entonces seguro que lo hace desde la interfaz de Gmail o desde una IP que no hayáis, previamente, detectado que envía este tipo de correos.
Por tanto, con una combinación del motor ya existente con la afirmación que acabo de deciros, tendréis el problema resuelto.
Por no decir, si me lo permitís, que también podéis aprender de la interacción de vuestros propios usuarios. Si alguien borra sistemáticamente correos provenientes de un mismo servidor-destinatario, probablemente sean "promociones" que no le interesen. ¿No crees?
Sus caras ahora eran de soberbia y decepción, como si ya hubiesen pensado en todo lo que les estaba contando.
¿Cómo no evitar la pestaña promociones en Gmail?
Si te digo la verdad, al final no me contrataron. Bueno, al final tampoco me entrevistaron. De hecho, ni siquiera me llamaron. Ni yo tampoco llamé a mi madre ni bajé a casa de la vecina. De todo lo que te he contado en este post, lo único que es verdad es que muchos marketers y bloguers están adoptando esta nueva fórmula para enviar sus correos (y lo de la bata, eso si) y que éste no está resultando una solución válida en la mayoría de los casos. Casi todos sus correos continúan llegándome en la pestaña de promociones.
Quizás sea porque Google utiliza más mecanismos insalvables como el que me he atrevido a ilustrar en el punto anterior (o cualquier otro) o quizás porque su motor de detección sea más potente de lo que esperamos.
Pero el caso es que, a día de hoy, la única fórmula segura de evitar que tus correos acaben en la pestaña de promociones es que tus usuarios especifiquen que no quieren que tus correos vayan allí .... oooooo ... pegarse la currada del siglo y enviarlos uno a uno (que tampoco te lo garantizo).
Esto, claro está, desde mi humilde opinión. No tengo pruebas, su señoría. Pero me lleva a pensar que, más que dedicar recursos a engañar a Google, deberíamos dedicarlos a "educar" a nuestros suscriptores. ¿No crees? Pero educar en plan "pedirles" o "avisarles". Que ya saben leer, e incluso latín algunos. ¡Que conste!.
Esforzarnos por mejorar la calidad de nuestros envíos, segmentando mejor nuestras listas, enviando más valor dentro del mismo email y pidiendo explícitamente al usuario, explicándole cómo hacerlo, que nos saque de esa pestaña podría ser más fructífero que otra estrategia. ¿Qué opinas tú?
Por otro lado, debemos pensar en que, poquito a poco, todos los usuarios nos hemos acostumbrado a estas pestañas que sabemos están ahí para hacernos la vida más fácil (como usuarios). Por tanto, aunque al principio perdiésemos correos porque no sabíamos que estaban allí, ahora sabemos dónde están esperándonos esas fantásticas promociones y ofertas. Sabemos que tenemos que ir de vez en cuando a revisar esa pestaña o nos estaremos perdiendo información importante. Vamos, la tasa de apertura no se verá excesivamente afectada por esa pestañita de los cojinitos (los del sofá).
Y, ¿cuándo iremos a consultarlas? Pues cuando estemos interesados en encontrar promociones y ofertas. Con lo cual, veremos los mensajes en un momento en que somos más receptivos y le prestaremos más atención. Esto es bueno. Si me preguntan, prefiero que veas mi email el sábado, cuando con tu café en la mano te apetece cotillear, a que lo veas en un momento de agobio "laboral" y lo borres directamente. ¿Tu no?
Conclusión
Ea, otro peasho de post. Además, un post en el que no te doy la fórmula secreta que seguramente estabas esperando para cargarte o engañar algo a lo que Google, seguramente, habrá dedicado muchos recursos. Lo siento de veras.
Pero es que, palabrica del niñico, ¡no encuentro esa fórmula!. En los mismos comentarios de los posts en los que me he documentado la gente señala que no funciona. En los mismos blogs que estoy suscrito y he visto las modificaciones ... no funciona. En el mío ... paso de hacerlas, de momento. Jajajajaja.
Así que, por favor, si me tienes en tu pestaña promociones y aun así me lees, déjame allí. No me importa siempre que me leas. Si no sabes dónde están mis correos, búscame (si quieres) y dile a tu Gmail que me quieres en tu bandeja principal. Wow! ¡Sería todo un honor!
¿Usas esta pestaña? ¿Te gusta? ¿Cómo te comportas con ella?
¿Y como "sender"? ¿La temes? ¿Intentas evitarla? ¿Lo has conseguido ya? Enga, ¡luego no diréis que no hay debate! ¡Cuentame please!