Cómo evolucionan los personajes

Publicado el 03 noviembre 2014 por Ana Bolox @ana_bolox

¿Cómo evolucionan los personajes protagonistas en tu historia? Porque deben hacerlo. Si no, puede que en tu imaginación el personaje que has creado sea un notable representante del personaje de ficción y, sin embargo, lo siento, no habrás logrado lo que realmente importa: un personaje completo que parezca verosímil a los ojos del lector. Si sólo atiendes a su creación, y no a cada uno de los aspectos que necesitan ser cuidados con esmero, será un personaje de una sola dimensión, sin sombras, sin afiladas aristas y bordes suaves que le den profundidad.

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Las dimensiones del personaje

Habitualmente, cuando aparece la idea para escribir una historia, con ella vienen dados los personajes (al menos los principales). En la mente del escritor, entonces, aparece el protagonista, al menos su aspecto físico, o un esbozo de él, y alguna que otra característica de su personalidad. En estos momentos y con estos datos, el escritor sólo tiene formado el personaje en una dimensión.

Cuando comienza a trabajar sobre él y le dota de una historia, un pasado; el personaje comienza a adquirir cierta forma redondeada y ya podemos apreciar en él algunas luces y sombras. En este punto de su desarrollo adquiere una segunda dimensión, pero todavía no está completo. Para que parezca una persona real (y recuerda lo que dijimos en El personaje de ficción no es un personaje), debemos dotarle de esa tercera dimensión que define nuestro mundo. ¿Y cómo lo conseguimos? Simple: haciéndolo evolucionar (es decir, cambiar) a lo largo de la historia.

Evolución del personaje

Si ya tienes cierta experiencia escribiendo, habrás observado que, en ocasiones, tu historia deriva hacia una situación que no tenías en mente. Te paras entonces, vuelves a leer el texto y te das cuenta de que aquello no ha salido de ti, sino que procede de algún lugar que no sabes ubicar. Yo te digo de dónde viene: de tu personaje. De ese personaje que creaste, al que pusiste en movimiento y que, al dotarlo de vida, ha ido construyéndose a sí mismo y alejándose de ti, hasta tener una existencia propia que tú ya no puedes manejar (o al menos, no puedes manejar totalmente).

Pero para que esto ocurra, para que el personaje pueda desarrollarse y adquirir vida propia, debes proveerle de pertrechos suficientes y colocarlo en situaciones en las que se vea obligado a actuar, a tomar decisiones, a inclinarse por un camino u otro y a ponderar la validez o inutilidad de la alternativa por la que ha optado. En palabras llanas: tienes que construir a su alrededor un mundo con los entresijos necesarios para que tu personaje crezca, esto es, evolucione.

¿Cómo consigo que mi personaje evolucione?

Utilizando una variedad de tácticas que debes tener claras antes de comenzar a escribir (aunque, por supuesto, durante el proceso de escritura también irán surgiendo elementos que te ayudarán y en los que no habías pensado en un principio).

Algunas de esas tácticas son:

  • Colócalo en situaciones que no le gusten o que sean difíciles para él. Esto le forzará a tomar decisiones que, de una manera u otra lo harán cambiar (y también harán avanzar la historia).
  • Deja que cometa errores. No quieras tener un personaje perfecto. Nadie lo es en la vida real y, si tú lo pintas así, no será creíble. Además, los errores le llevarán a buscar soluciones diferentes, a arrepentirse, a excusarse y, por supuesto, a plantearse preguntas sobre sí mismo y decidir si debe…, eso es, ¡cambiar!
  • No lo fuerces. El cambio tiene que ser progresivo. Si le obligas a evolucionar porque a ti te urge como escritor de la historia, lo único que conseguirás es que de nuevo el personaje resulte falso.
  • No lo supedites a tus necesidades. Deja que camine solo. Entonces, tarde o temprano, te ocurrirá lo que mencionaba unos párrafos más arriba: que el personaje te sorprenderá con sus decisiones y te llevará por caminos que ni siquiera habías entrevisto.

  1. Diseña situaciones que hagan crecer al personaje.

  2. Permítele equivocarse.

  3. Dale tiempo para que crezca.

  4. Haz de él un ser libre.

Trabajando de esta manera, tendrás el campo bien abonado para que tu personaje experimente una evolución creíble a medida que transcurre la historia. Así que, ya sabes, plantéate estas tácticas antes de comenzar a escribir y así tendrás una idea bastante aproximada de cómo va a evolucionar tu personaje.

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Fotografía: GaborfromHungary; MorgueFile.

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