Uno de los aspectos fundamentales del desarrollo integral del ser humano es sin duda alguna la creatividad. Con esto podemos afrontar casi todos los retos que en la vida se nos presentan, ya sea de forma elaborada o simple, la creatividad ha impulsado al ser humano a concretar una fachada evolutiva en sus costumbres, formas de vida y comodidad.
Pero, ¿qué ocurre en países -como México- en donde la creatividad va asociada siempre con el arte y con las formas no seguras de sobrevivir? En otras palabras, ¿qué sucede en países como el nuestro, en donde para salir del paso existen métodos creativos inexactos, predestinados al fracaso, y solamente adecuados para un momento concreto y no para solucionar un problema, sino para postergar sus efectos? Si, hablo en concreto de la famosa " Chicanada", que quiérase o no, es parte de esa montaña incierta en la cual está fomentada nuestra sociedad.
Se dice desde hace años que el mexicano es creativo (y no dudo que así lo sea), pero el problema de su creatividad es la inexactitud y el fracaso inminente. Es un hecho cultural y social que se cultiva desde las cunas previas al razonamiento y, el mexicano promedio es un absurdo monumental que quizás tenga más parentesco con el mono que cualquier otro ser humano.
El problema viene precisamente emanando desde el brote cultural, la forma en que se expresa y recibe la educación (de todas índoles). Los maestros de escuela son en su mayoría el gran absurdo monumental que irradian ese conocimiento basura, que de nada sirve porque su aplicación se ve minada por una sociedad avasallada por la corrupción y las trabas burocráticas. Los padres de familia incumplen su cometido al educar, pasando más tiempo frente al televisor que momentos de charlas comunes con sus hijos. Y no olvidemos a los catedráticos universitarios, esos bufones arcaicos que exhiben como grandes premios sus éxitos esculpidos en irresponsabilidad, corrupción y mentiras.
Puedo llegar a escucharme (leerme) un poco molesto o inconforme, pero la verdad es que no, en realidad a mi no me afecta (y en ocasiones me beneficia) el hecho de que nuestro país sea el pedazo infructuoso de tierra, al igual que muchos como yo, cimentamos la razón y el conocimiento en nuestras vidas mediante otros maestros y otras formas ( no solamente de libros vive el hombre completo).
Una de las formas en que podríamos mejorar a los estudiantes del futuro, a los jóvenes, niños y adolescentes, sería reestructurar todo el sistema educativo y equipararlo con el de algún otro país que si cumple con los mínimos requisitos. Pero el problema podría resolverse si la consciencia de los muchachos se cultiva anteponiendo las morales socioculturales que han atiborrado de inseguridad e inestabilidad las miradas tristes, ajenas y carentes de razón. En otras palabras, hagamos de los valores sociales, y de los valores culturales un paquete cerrado y enterrémoslo muy adentro de una tierra lejana, en donde quede solamente el vestigio de lo que alguna vez fue una triste y pobre civilización.
La creatividad menospreciada por muchos, ajena entonces del idealismo real de la mente moderna, queda suprimida por ese avistamiento mediocre del concepto "chicanada", que por principio debería ser enjuiciado y encerrado en las mentes antiguas de aquellos moradores del consuelo, para abastecer a las nuevas generaciones de conceptos puros y altivos, con capacidad para hacer mejores a sus partidarios, no acomplejados conceptos, ni valores del siglo III como hasta la fecha seguimos observando.